jueves, 19 de diciembre de 2013

La víctima deseada de las telenovelas

Día 365+282
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.




En las historias de amo de las telenovelas, donde casi siempre la protagonista es una mujer, nos muestran un mundo dividido, por un lado los bueno y por otro los malos; pero los buenos son muy buenos, y los malos muy malos, no hay matices. La protagonista siempre pertenece al grupo de los muy buenos y por ello tiene que vivir una serie de injusticias que las hacen ser aún más “amadas” por los telespectadores, pues las mujeres al identificarse por ese estereotipo, que es el que se supone vive una buena mujer, sienten que bien puede ser su vida, en especial en espera de un final feliz.



“[…] Con frecuencia, las jóvenes bellas destinadas a un glorioso futuro empieza a presentarse en papel de víctimas. […] ” (p.230)



Así que para que una mujer sea heroína, para que salga triunfadora y gane el bien sobre el mal, es necesario primera ser víctima. Y para ser víctima, obviamente debe haber un victimario, alguien que no sólo atenta contra esa protagonista sino sobre todo y todos sin motivo alguno, sólo por el gusto de ser malo. No es de extrañarnos que las y los jóvenes en muchas ocasiones se parezcan a estos esquemas telenoveleras, ya que tiene una influencia primordial en sus vidas, y que vallamos creyendo que en algún momento, después de tanto sufrir, venga el final feliz, llevándonos al poco actuar a nuestro favor y dejando mucho en manos de sólo lo que debería de ser según la cultura y la tele. [1]


























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