Día 365+301
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
2008, Mujer-Objeto, plumilla y tinta china, 23x30 cm.
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¿Eres
mujer u hombre? ¿Recuerdas cómo fuiste educad@? Si eres mujer ¿había cosas que
se te prohibía hacer, decir o desear por el sólo hecho de serlo? Nuestra especie,
como es bien sabido, está dividida por dos grandes géneros, el femenino y el
masculino; esta división no ha sido sólo marcada, por muchos integrantes de la
humanidad, biológicamente sino que se ha insistido, a lo largo de los siglos,
en que también es de manera moral y sicológica. Las mujeres hemos sido
consideradas como el género débil, el que no tiene carácter, el que no sabe
decidir, el que tiene que obedecer. De esta forma muchas mujeres han crecido y
pasado dicha enseñanza a sus hijas e hijos.
“[…] Desde la
más servil hasta la más altanera, todas aprenden que, para complacer, tiene que
abdicar.[…]” (p.276)
Pero bien valdría la pena preguntarnos si esto que se
dice que somos las mujeres (débiles, abnegadas, indecisas, lloronas, etc.) es
algo natural o que aprendemos y decidimos. Yo estoy convencida que lo
aprendemos, en un primer momento de nuestras madres, o la figura materna que
tengamos, y después de todo lo que nos rodea, amigas, compañeras, etc. Con el
paso del tiempo hay algo que aprendemos muy bien, que es lo que la cita no
dice, que para ser aceptadas, considerando que esto significa ser complacientes
con los demás, aprendemos a renunciar, ¿a qué? a decidir, a ser fuertes, a
arriesgarnos, a Ser nosotras; y de aquí perdemos nuestro ser para convertidos
en un objeto para los otros, en especial para los hombres. ¿Qué opinas?[1]
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