lunes, 26 de marzo de 2012

El contador de historias. Inicio


Día 13

Lectura: Saki: El contador de historias.  
Grupo Editorial Multimedios (Millenium), 1998.


En la contraportada del libro los editores nos explican que Saki (seudónimo de H.H. Munro) nació en Birmania y que alcanzó la fama a nivel mundial por su extraordinaria técnica en el cuento. Es un libro pequeño, no recuerdo ni cuando lo compré, pero seguramente fue en el metro. Resulta agradable, y no sólo por su poca extensión o su letra grande, sino por las propias narraciones. 

La convivencia de los seres humanos con los animales se hace presente. Uno se pregunta: ¿quiénes son los personajes principales, los animales, los humanos o los humanos que se comportan como animales? En un mundo donde convivimos unos y otros mutuamente, es fácil ver múltiples ejemplos para poder responder dicha pregunta. De momento pensaríamos que sólo aquellos que viven en el campo pueden tener dicha convivencia, pero no es así. En la cuidad también encontramos una gran fauna, que no siempre está a nuestros ojos pero está ahí, como: ratones, aves, insectos, perros, gatos, conejos, etc. Y que al ver cómo se comportan, podemos preguntarnos por ejemplo ¿quiénes son los verdaderos ratones, los de dos o cuatro patas¿ El ratón roba comida, el ratero (también llamado cariñosamente rata) roba todo lo que puede: comida, ropa, dinero, carros, pedazos de carros, figuras arqueológicas, ideas, etc. Así que parecería que según la característica del actuar en al animal que nos parecemos. Así que al leer estos cuantos, uno no sólo los disfruta con sus personajes, sino pensando en las similitudes que pueden llegar a tener con nuestros conciudadanos o con nosotros mismos. 

La diferencia entre los humanos y los animales es que aunque somos seres vivos los dos, uno posee una mente compleja que nos da el poder de decisión, que nos permite no actuar tan animalescamente. Los animales actúan sólo instintivamente. Por eso cuando vemos una caricatura, como la de los tres cochinitos, decimos que los animales están humanizados, o sea se comportan como nosotros: hacen sus casas con un fin, y además cada cerdito hace una casa de diferente material, por poner un ejemplo. ¿Por qué los humanizamos? ¿Para identificarnos con ellos? Pero si seguramente ellos son los que se identifican con nosotros. Nosotros somos los que nos volvemos parte de alguna de las especies. Yo por ejemplo, al despertarme me siento y parezco una leona. ¿Y ustedes?

Pero al leer estos textos uno duda mucho que sea así. Parecería que este poder humano de decisión no es siempre ocupado para un “bien”.  Parecería que siempre los animales son los feroces. Si un animal causa la muerte de un ser humano, es un acto 100% reprobable. Pero si el animal no actuaba con dolo, sino con mucha hambre, y el humano sólo quería cazarlo para usar su piel, podría no sonar tan mala la acción ¿o sí?.  O bien que un buey entra a una propiedad a comer las flores de un jardín, y la dueña sea tan mandona que al querer mandar a su vecino pintor a sacarlo, realmente el pintor haga lo que sabe hacer, pintar, y se haga famoso al hacer un lienzo de un buey destrozando la casa de la vecina; hizo un bien al pinto ¿no? O qué tal que una niña, al tener el mando de un gran cerdo, con ojos peligrosos, se aproveche para que unas señoras le den dinero para un acto de caridad, a cambio de dejarlas pasar por donde está;  es por un bien ¿verdad? O como mi cuento favorito, hasta ahora, El día del santo, donde un viajero, al encontrarse atrapado en una tormenta de nieve el tren donde va, se suelte de su vagón y quedando atrapado con su única compañera de viaje; esta aproveche para extorsionarlo con un poco de comida, al creer el viajero que quedará atrapado por toda la noche al acecho de unos supuestos lobos.  ¿Será que los animales son los aprovechados, mal intencionados, agresivos y feroces?

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