Día 13
Lectura: Saki: El
contador de historias.
Grupo Editorial Multimedios (Millenium), 1998.
Grupo Editorial Multimedios (Millenium), 1998.
En
la contraportada del libro los editores nos explican que Saki (seudónimo de
H.H. Munro) nació en Birmania y que alcanzó la fama a nivel mundial por su
extraordinaria técnica en el cuento. Es un libro pequeño, no recuerdo ni cuando
lo compré, pero seguramente fue en el metro. Resulta agradable, y no sólo por
su poca extensión o su letra grande, sino por las propias narraciones.
La
convivencia de los seres humanos con los animales se hace presente. Uno se
pregunta: ¿quiénes son los personajes principales, los animales, los humanos o
los humanos que se comportan como animales? En un mundo donde convivimos unos y
otros mutuamente, es fácil ver múltiples ejemplos para poder responder dicha
pregunta. De momento pensaríamos que sólo aquellos que viven en el campo pueden
tener dicha convivencia, pero no es así. En la cuidad también encontramos una
gran fauna, que no siempre está a nuestros ojos pero está ahí, como: ratones,
aves, insectos, perros, gatos, conejos, etc. Y que al ver cómo se comportan,
podemos preguntarnos por ejemplo ¿quiénes son los verdaderos ratones, los de
dos o cuatro patas¿ El ratón roba comida, el ratero (también llamado
cariñosamente rata) roba todo lo que puede: comida, ropa, dinero, carros,
pedazos de carros, figuras arqueológicas, ideas, etc. Así que parecería que según
la característica del actuar en al animal que nos parecemos. Así que al leer
estos cuantos, uno no sólo los disfruta con sus personajes, sino pensando en
las similitudes que pueden llegar a tener con nuestros conciudadanos o con
nosotros mismos.
La
diferencia entre los humanos y los animales es que aunque somos seres vivos los
dos, uno posee una mente compleja que nos da el poder de decisión, que nos
permite no actuar tan animalescamente. Los animales actúan sólo instintivamente.
Por eso cuando vemos una caricatura, como la de los tres cochinitos, decimos
que los animales están humanizados, o sea se comportan como nosotros: hacen sus
casas con un fin, y además cada cerdito hace una casa de diferente material, por
poner un ejemplo. ¿Por qué los humanizamos? ¿Para identificarnos con ellos? Pero
si seguramente ellos son los que se identifican con nosotros. Nosotros somos
los que nos volvemos parte de alguna de las especies. Yo por ejemplo, al
despertarme me siento y parezco una leona. ¿Y ustedes?
Pero
al leer estos textos uno duda mucho que sea así. Parecería que este poder
humano de decisión no es siempre ocupado para un “bien”. Parecería que siempre los animales son los
feroces. Si un animal causa la muerte de un ser humano, es un acto 100% reprobable.
Pero si el animal no actuaba con dolo, sino con mucha hambre, y el humano sólo
quería cazarlo para usar su piel, podría no sonar tan mala la acción ¿o sí?. O bien que un buey entra a una propiedad a
comer las flores de un jardín, y la dueña sea tan mandona que al querer mandar
a su vecino pintor a sacarlo, realmente el pintor haga lo que sabe hacer,
pintar, y se haga famoso al hacer un lienzo de un buey destrozando la casa de
la vecina; hizo un bien al pinto ¿no? O qué tal que una niña, al tener el mando
de un gran cerdo, con ojos peligrosos, se aproveche para que unas señoras le
den dinero para un acto de caridad, a cambio de dejarlas pasar por donde está; es por un bien ¿verdad? O como mi cuento
favorito, hasta ahora, El día del santo,
donde un viajero, al encontrarse atrapado en una tormenta de nieve el tren donde
va, se suelte de su vagón y quedando atrapado con su única compañera de viaje; esta
aproveche para extorsionarlo con un poco de comida, al creer el viajero que quedará
atrapado por toda la noche al acecho de unos supuestos lobos. ¿Será que los animales son los aprovechados, mal
intencionados, agresivos y feroces?
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