Día 3
Lectura:
Herta Müller: Todo lo que tengo lo llevo conmigo. Madrid, Santillana
Ediciones Generales (Punto de Lectura), 2011. Segundo
Una
de las labores en el campo de trabajo de la novela, era la albañilería, una
labor odiosa; el cemento es latoso, es “…un engaño como el polvo de la
carretera, la niebla y el humo; vuela por el aire, se arrastra por el suelo, se
adhiere a la piel. Se ve por todas partes y en ninguna se puede coger.”(p.37)
¿Será que todo albañil, con el paso de los años, termina odiando al cemento? En
especial cuando hay que cargar esos bultos de papel que con cualquier descuido
se rompe, o cuando se moja; o cuando se pega en la ropa, en el cuerpo, ya sea
mojado o seco. Parecería como que es un material difícil tolerar. Y si además
es un material que se tiene que trabajar años con él, y peor si es de forma
obligatoria. “Para qué ibas a robar cemento. No te lo puedes llevar como mercancía
robada, sólo como una incómoda suciedad.” Si se trabaja en una oficina, se roba
la papelería, pero un albañil difícilmente puede robarse cemento. Esto no quiere decir que robar sea lo más
apropiado, pero en momentos de hambruna, cualquier cosa es buena, aunque sea
robada, bueno, siempre y cuando sirva para comerse.
Nunca
había reparado que en situaciones de extremo aislamiento y soledad, los seres
humanos hacemos lo posible por sentirnos acompañados. ¿No podemos estar solos? No
creo. ¿Es parte de nuestra condición humana? Tal vez, sí. Si estamos
completamente solos, humanizamos a los objetos o animales para estar
acompañados. Damos atributos de que las cosas no tienen, por ejemplo:
“Pero
el cemento se dispersa, es un derrochador, y con nosotros avaricioso hasta
decir basta. Vivimos tal como quiere el cemento. Es un ladrón, es él el que nos
ha robado, no nosotros a él. Pero,
además el cemento, el cemento de vuelve
odioso. El cemento siembra la desconfianza al dispensarse, el cemento es un
conspirador.”(p. 39)
La
soledad nos puede llevar a grados delirantes. He ahí, tal vez, lo difícil de
estar solos. Decimo: aprende a disfrutar tu soledad. Pero la verdad es que la
soledad continua es triste. ¿Cómo aprender a estar solos? ¿Cómo sobrevivir en
un campo de concentración estando solos? Sí, estamos acompañados, pero en
realidad estamos solos. Ya no digamos en nuestra gran ciudad, en donde somos
tantos, pero muchos (si no que la gran mayoría) solos.
Es difícil pensar en la soledad debido que siempre queremos estar con nuestras personas más cercanas, por ejemplo cuando te conviertes en madre y no te imaginas a tu hijo que no está contigo…, pero cuando volvemos a cerrar los ojos nos damos cuenta que siempre estamos solos, que la vida pasa a tu alrededor y tu solo estas luchando con ella, los pensamientos, acciones, risas, tristeza, alegría solo son tuyas, hasta el día de hoy sigo con esa lucha de cómo estar sola si no me gusta, pero si estoy siempre sola como lo debe disfrutar ya que es una realidad, se ve muy fácil pero creo que no lo es , que chistoso uno como humano siempre está luchando con la corriente debido que la soledad es la corriente y tu lucha es tratar de estar siempre acompañado.
ResponderEliminarSi Marlene, estamos mayormente solos, pero algo de nuestra naturaleza nos reclama compañía. Pero ¿no te ha pasado que por no estar sola, uno está con gente que tampoco es del todo conveniente para uno? O en muchas ocasiones, ahora en la actualidad con la tecnología, la TV o el internet también son compañía, pero no siempre la mejor.
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