jueves, 31 de mayo de 2012

Caras vemos, intenciones no sabemos


Día 79                              
Lectura: Taylor, Peter: El adiestramiento de una amante.
México, Cal y arena, 1996. (Trad. Laura Emilia Pacheco). 

Historia 2: El adiestramiento de una amante

La propia palabra adiestrar nos dice mucho de esta segunda historia. Según la Real Academia Española[1] significa enseñar, guiar, y esto es lo que precisamente pasa con estos amantes. Él un poeta que tiene un fuerte poder atractivo ante las personas, y ella una de esas personas atraídas, pero mucho más joven que él. Ella se siente obsesionada por saber de dónde viene la inspiración y fama de este poeta, pero a él sólo le gusta cambiar –educar artísticamente-  a sus novias y luego pierde el interés.

“[…] Era gorda y mascaba chicle y usaba aretes de amatista
Y no se daba cuenta de que importaba.
Ni siquiera sabía que importaba que fuera obesa.
Realmente no podía culpar a mis amigos
Por su lentitud en creer en ella.  No era
Atractiva. No ante sus ojos.
Pero ese es el tipo de mujeres hacia las que con
   frecuencia
Me siento atraído. Soy apto para quererlas
Por todo lo que no son pero podrían llegar a ser:
Dados el afecto y la comprensión, desde luego,
Dada la inspiración
- De la persona justa.” (p.33)

Como va avanzando el relato nos damos cuenta que en realidad hay algo que él no sabe de su novia y su novia supone cosas de él. Las verdaderas intensiones de ella es hacerle parecer a él que es inculta para estar a su lado.

El silencio puede encerrar, entre muchas otras cosas, las verdaderas intención de lo que hacemos o el por qué nos acercamos a las personas. Al no decirlo se vuelve una verdad oculta que difícilmente podemos conocer. Para todos aquellos que hemos sido adiestrados para las intenciones, o malas intenciones de un amante, es casi seguro que no lo sabemos. Pensemos en una relación en donde a ella lo que le gusta es que la alaguen, esas son las intenciones ocultas, ella hará todo lo que este a su mano para provocar celos en su pareja y tener lo que busca, claro está que él no lo sabrá.

Así que como lo cuestionaba ayer, cuando pase algo entre tu pareja y tú (que bien puede aplicar a cualquier relación humana: novios, hermanos, padres, amigos, etc.) pregúntate primero: ¿Estamos pensando lo mismo?



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