Día 70
Lectura:
Flores Olea, Víctor: Tres historias de mujer. México, FCE, 1998.
Continúo
hablando sobre el amor. Recuero que hace ya algunos años escuché que una cosas
era estar enamorada y otra amar. Que el enamoramiento era sólo una parte
inicial para llegar a amar. ¿Quién no se ha sentido alguna vez atraído por
alguien? Atraído a tal punto que sólo pensamos en esa persona, sentimos su
olor, su presencia, y lo miramos todo el tiempo en nuestra mente. No podemos
dejar de pensar y querer estar con ese ser amado que nos inspira constantes
suspiros a lo largo del día, en la bañera, el auto, estando acompañados o
solitarios. Ésta descripción es el principio de un largo proceso: el
enamoramiento.
“[…]
Percibí que algo nuevo e insospechado se había apoderado violentamente de él:
una ansia indefinible por volver a encontrar
el amor que ya había conocido, imaginario o real, y que parecía tenerlo
atrapado definitivamente. […]” (p.206)
¿Pero
qué pasa cuando una persona se queda estancada en la afición de este primer
momento? Como podemos leer, este personaje se encuentra en ese punto. Sólo
desea sentir esa atracción y desbordamiento del inicio, el momento en que aún
estamos en el enamoramiento.
La
gran diferencia es que cuando amamos a alguien ya no sentimos esa urgencia de
estar siempre a su lado, en donde todo se ve de color “rosa” sino que
aprendemos a apreciar y querer al otro
ser en toda su extensión, tanto en lo agradable como lo que no es.
Si
hiciéramos una encuesta ente quiénes son aquellos que están estancados en el
enamoramiento nos llevaríamos una gran sorpresa y tal vez podríamos encontrar
uno de los grandes motivos de las actuales rupturas de las parejas. ¿No crees?
No hay comentarios:
Publicar un comentario