Día 61
Lectura:
Flores Olea, Víctor: Tres historias de mujer. México, FCE, 1998.
Ayer
habla sobre la importancia de conocernos a nosotros mismos, y eso incluye el
ámbito sexual. Tema que es parte de lo “privado” pero debería ser hablado,
tocado, tratado en lo público, porque es parte de el desarrollo de cualquier
ser humano, aunque hay algunos que deciden no llevar esta práctica a cabo (como
los sacerdotes). Pero si pensamos seriamente lo delicado del tema, podemos
darnos cuenta de que éste tema debería tomarse desde edad muy temprana, y más
en estos tiempos donde más joven empiezan a tener relaciones sexuales.
“[…]
Cuando ella se sentía rota o sola recurría al refugio de las caricias, […] Ella
sabía bien ahora, lo confirmaba, que ni la satisfacción aislada ni la profusión
del sexo otorgan el equilibrio que se acerca a la felicidad. […]”(p.149)
El
sexo tiene sus trampas, porque podemos llegar a creer que por este medio obtenernos
amor, cariño, comprensión. Cosa que sólo es un espejismo. Recuerdo que he leído
en algún lugar que al tener relaciones sexuales (sexo genitales dirían
especialistas) nuestro cuerpo experimenta una serie de sensaciones que nos
sensibilizan. Por eso yo creo que muchas personas se creen amadas en este
momento, pero en realidad es sólo una ilusión. Entregan sus cuerpos en espera
de comprensión y cariño.
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