lunes, 9 de julio de 2012

Soy lo que leo


Día 118
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Elizondo, Salvador: Farabeuf. México,
FCE, Colección Popular (Séptima edición), 2009.


Imaginar, vivir, sentir. Imagino lo que leo, lo que mis ojos, llevando a mi cerebro, logra entender, descifrar. La lectura, como acto de imaginación, nos puede llevar a lugares, momentos, personajes, situaciones, etc. No posibles en nuestra realidad, en algunas ocasiones imposibles, como pensarse hombre siendo mujer, o a la inversa.


“[…] como que, por ejemplo, seamos la imagen en un espejo, o que seamos los personajes de una novela o de un relato, o, ¿por qué no?, que estemos muertos. […]” (p. 65)


Ser lo que no somos, ser lo que leemos, lo que nos inspira un autor, un personaje, una historia bien contada. Este es el maravilloso mundo de la lectura: el permitirnos ser lo que no podemos ser en la realidad, en convertirnos algo “imposible” como puede ser un escarabajo de la Metamorfosis de Kafka, o un enfermo en La Montaña Mágica de Thomas Mann, o un loco de Don Quijote de la Mancha. Ser lo que no se es, o lo que el autor quiere que seamos.[1]






[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://espaciolibros.com/la-novela-tipos-de-personajes/

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