sábado, 22 de diciembre de 2012

Insólito eso de la muerte


Día 283
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Zapata, Luis: El vampiro de la colonia Roma
(Las aventuras, desventuras y sueños de Adonis García)
,
México, Debolsillo, 2012.


Todos viviremos en carne propia la muerte, pero también hemos vivido o viviremos la muerte de alguien más. El momento está lleno de sentimientos de tristeza, dolor, melancolía que no nos deja ni un segundo, y esto se agudiza si la persona difunta  es alguien muy cercano como novios, padres, abuelos, hermanos, etc.



“[…] de un derrepente   nomás llega la muerte y ya   se los lleva   son que sepas ni cómo   son que te puedas explicar nada   es algo que no alcanzas a entender   que una persona a la que estás viendo constantemente   un día ya no la vas a ver   que un día ya va a estar así   bajo tierra   y tú acá arriba    como si nada  […]” (p.19)



Pero esta sensación de extrañeza ante la pérdida de alguien es tal que llegamos a dudar del suceso mismo; sentimos que bien puede ser una broma o una pesadilla de la cual en cualquier momento despertaremos y despertará nuestro fallecido. Todo parece una película de mal gusto que sólo con el tiempo nos damos cuenta que no lo es, y que nada volverá a ser igual.[1]







[1] La imagen fue tomada de http://desarmandolamafia.blogspot.mx/2012/08/por-que-esta-ahi.html                                                                                                                         

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