miércoles, 16 de enero de 2013

A imagen y semejanza de los padres


Día 309
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Sheldon, Sidney: Si hubiera un mañana,
Buenos Aires, Émece editores (La nación), 2009.



¿De dónde aprendemos ciertas actitudes y costumbres? Inicialmente de nuestra familia, ya después de personas ajenas. Tal vez por ello de pronto nos preguntamos por qué  somos tan parecidas a nuestros padres, y en especial, curiosamente, en lo que menos nos gusta. Decimos que las historias se repiten, como si los destinos fueran marcados de antemano, aunque los estudiosos del comportamiento humano dicen que tenemos patrones de conductas que aprendemos desde el ceno materno.


“[…]Los recuerdos más tempranos de Jeff eran de sus padres discutiendo por dinero o por las amantes de su papá. Fue un matrimonio infeliz, y el niño decidió desde su infancia que jamás se casaría […]” (p.169)


Aunque no sólo en nuestras familias nos hacemos de un aprendizaje de comportamiento, sino que también es determinante para la toma de decisiones, como lo acabos de leer en la anterior cita. Tal vez esta escena sea más común de lo que imaginamos, porque por desgracia, muchas personas, que son padres de familia, no miran por la tranquilidad y bienestar de sus hijos, sino sólo por el de ellos mismo, anteponiendo el orgullo y rencor antes que el amor a sus hijos.


Por lo anterior yo sí creo que es mejor tener unos padres separados, que juntos como perros y gatos, porque el día de mañana esto le causa más estragos a los hijos que a uno mismo. ¿Tú qué piensas?[1]










[1] La imagen fue tomada de http://miriamrochadiaz.wordpress.com/2011/09/23/padres-e-hijos-en-conflicto/

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