martes, 1 de enero de 2013

El vicio


Día 294
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Zapata, Luis: El vampiro de la colonia Roma
(Las aventuras, desventuras y sueños de Adonis García)
,
México, Debolsillo, 2012.



Los excesos de la vida diario como la comida, el tabaco, alcohol, los medicamentos, etc. pasan de ser sólo eso a una vicio en el momento en que se instalan como parte de nuestra vida, no sólo ya como algo que es momentáneo, sino diariamente, sin lo cual no podríamos, o creemos no poder tener una vida. He escuchado a personas que dicen que sin ello no podrían funcionar.


“[…] a partir de esa primera cerveza no terminé de beber sino hasta veintiocho días después   seguía bebiendo y bebiendo durante veintiocho días ¿verdad? […]” (p.140-141)


Pero cuando nos volvemos adictos a lo que sea, recordemos que también lo podemos ser a las personas, la vida ya no es tranquila, ni en paz y en muchas ocasiones tampoco funcional. Pero ¿cómo puede ser posible que el cuerpo llegue a necesitar y acostumbrarse a cualquier vicio? En gran medida, como lo dije arriba, creo que es por la constancia con que lo hacemos, un hábito; como lo puedo leer en mi actual libro, en donde el personaje principal día con día, desde una edad muy temprana, cae poco a poco en el alcoholismo (entre muchos otros vicios).



Así que este primero de enero de 2013, como mi primer propósito de año nuevo, es dejar salir de mi cuerpo, de mi mente y mi espacio todo aquello que es habitual, pero un vicio. No tratar sino despojarme de todo aquello que me ha parecido habitual pero que no es parte de mí, no quiero que sea parte de mí, porque es dañino; en pocas palabras ya no deseo ser adicta al miedo.[1]










[1] La imagen fue tomada de http://www.canarias7.es/blogs/noestaelhornoparabollos/2008/10/aventuras-en-majoria.html

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