Día 365+55
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Steel, Danielle: Secuestro. (Trad. María Antonia Menini) Barcelona, Grijalbo Mondadori, 1993.
Steel, Danielle: Secuestro. (Trad. María Antonia Menini) Barcelona, Grijalbo Mondadori, 1993.
Siempre me he preguntado ¿qué gana un esposo o esposa al
tener un amante? ¿Sentir la adrenalina por tener algo que es “ilegal”? ¿Algo
así como estar en una montaña rusa, bajando a mil por hora? ¿O cayendo de un paracaídas
desde un helicóptero? Tal vez una de las respuestas pudiera ser estas mismas
preguntas. Otra es que uno desea sentirse eternamente atractivo, enamorado,
alagado por varias personas; o el no querer sentirse limitado, atado, obligado
a leyes o normas.
“Aquella noches su marido no se molestó en regresar a
casa ni en llamar tan siquiera. […] Marielle se preguntó dónde estarían los
amantes en aquellos momentos […] Era curioso lo poco que conocía a su marido.
(p. 254)
He escuchado de parejas que mutuamente son infieles, hacen
que tiene un matrimonio, pero en realidad sólo juegan a la casita y por fuera
tiene cada quién a su respectivo amante. Pero también hay casos donde uno de
los esposos lo ignora, está “ciego”, y es engañado. Debo de aclarar que no me considero una persona
que juzgo a la ligera, pero sí que estoy a favor de la verdad. Creo que si este
juego de amantes es consciente, aunque no se platique, se vale en la relación;
pero cuando se cree que podemos decir sobre la voluntad de los demás, eso me
parece desleal y falso. Creo que es más sano el romper con una relación, a
jugar con los sentimientos de los demás.
Ahora se me viene a la mente una frase muy usada: “Ojos
que no ven, corazón que no siente” Pero ¿qué pasa cuándo se ve? O ¿No será que
en esta frase ya se asume la infidelidad? Tema complejo de tratar. ¿Qué opinas?
[1]
[1] La imagen fue tomada de http://mismusascuenteras.blogspot.mx/2011/11/proyecto-adicts-noviembre-2011-el.html
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