miércoles, 5 de junio de 2013

Adrenalina por el juego


Día 365+84
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Dostoievski, Fedor: El Jugador. (Traducción del Ruso: José Jaín Entralgo) España, Biblioteca Básica Salvat, 1969.



Yo nunca he asistido a una sala de juego llamada casino, y miren que como sabrán ahora en México hay muchos lugares de estos en todos lados, porque honestamente no me ha llamado la atención arriesgar mi dinero. Aunque apenas hace unos días, una señora, mamá de uno de los compañeros de primaria de mi sobrino, estaba platicando que fue a uno a ver un espectáculo de un cantante, que no recuerdo quién fue. Así que poco a poco, seguramente, más personas están conociendo los casinos, en una de esas hasta yo voy.


 “[…] Lo confieso, el corazón me palpitaba y había perdido la serenidad; pero estaba seguro –lo tenía más que decidido- de que no iba a irme a Ruletenburg así, simplemente; en mi destino tenía que producirse algo radiante y definitivo.[…]”(pp.23-24)



Lo que me imagino, por lo que leo en este libro, es que al estar ahí, viendo cómo juegan otros y en especial si ganan, se ha de mover entre la audiencia la adrenalina del saberse ganador de una gran fortuna, porque inconscientemente creo que nos trasladamos, nos vemos y nos lo apropiamos en carne propia, como cuando vamos a uno parque de diversiones y vemos que otros se ríen, llorar o sienten temor, nosotros también lo llegamos a sentir. Tal vez por eso he evitado ir, porque ¿qué tal que me gusta el riesgo a jugar? [1]










No hay comentarios:

Publicar un comentario