lunes, 29 de julio de 2013

La preocupación de los padres

Día 365+138
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.




Dice el dicho que no comprenderemos a nuestros padres hasta que nosotros no lo seamos también, y en parte es verdad porque en el momento en que somos responsables de otro ser, nos damos cuenta de lo que implica. No es lo mismo ser mirados, como hijos, a mirar, como padres.



“[…] Pensé de pronto, con algo de culpabilidad, en mis padres, de los que llevaba días sin acordarme, y que iban a sufrir mucho cuando empezara todo, temiendo como temían siempre, que me ocurriera algo, que me viese yo envuelto, por mi cabeza atolondrada, en tiroteos y motines sangrientos como los que ellos habían presenciado en los comienzos de la guerra.[…]" (p. 106)




Pero el hecho de no ser padres, tampoco nos limita a que nos podamos poner en el lugar de otros, y más aún si son nuestros padres. Si hacemos un esfuerzo por ponernos en su lugar, podremos comprender las preocupaciones, consejos y en muchas ocasiones limitaciones que nos ponen, porque así como los padres tomamos decisiones arbitrarias, y en muchas ocasiones sin fundamento, también hay hijos que solemos ser voluntariosos, berrinchudos y poco agradecidos.



Ojalá y podamos implantar la buena costumbre, y el valor, de la empatía, porque en esa medida aprenderemos y enseñaremos a nuestros hijos, a ponerse en los zapatos de los demás, incluso la de sus propios padres.[1]










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