martes, 6 de agosto de 2013

Fin de El dueño del Secreto

Día 365+146
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.




¿Cuál es la manera más conveniente de llevar una relación amorosa? Hace algunos años creía que para poder llevarme bien con mí pareja, teníamos que contarnos todo, pero absolutamente todo de nuestra pasado, presente y futuro; porque si esto no lo hacíamos así podríamos caer en las mentiras, y que por ello era necesario tener total y absoluta abertura.



“[…] creíamos fervorosamente en la comunicación imaginábamos que no la amistad ni el amor eran posibles sin una transparencia absoluta, nos desesperaba la dificultad de transmitir lo que sentíamos. Ahora, en algunas veces, yo agradezco exactamente lo contrario, el privilegio de la inviolabilidad, la maravilla del silencio, el derecho a acordarme sin que lo sepa nadie […] " (p. 143)




Ahora sigo creyendo que la verdad debe pesar ante todo, pero también creo, como el personaje principal de esta novela, que en muchas ocasiones se agradece el silencio, y eso que soy muy parlanchina, porque no es lo mismo tener prudencia ante algo que no queremos decir, y que no por esto se vuelve una mentira porque no es mismo callar que mentir,  a “obligar” al otro a contar algo que no desea. [1]









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