Día 365+159
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Muchas
de nuestras relaciones, con el nombrado sexo opuesto, nos hacen pensar que
somos tan radicalmente diferentes que no podemos definirnos más que como
contrarios, como dos polos que se rechazan. Pero Simone de Beauvoir nos hace una aclaración que rompe con lo
anterior. ¿De qué se trata?
“[…] La relación de los dos sexos no es la de dos
electricidades, la de dos polos. […]" (p. 17)
Entonces
si no podemos definirnos como contrarios, ¿cómo es nuestra relación? Pensamos
en las platicas y comentarios, que hemos oído o dicho por voz propia, de que
los hombres (lo pongo como ejemplo por yo ser mujer) son tranquilos y las
mujeres desesperadas, los hombres callados y las mujeres gritonas, los hombre
racionales las mujeres sentimentales, etc. Pero la realidad es que no es así,
porque no vemos a dos bandos en guerra, por más que nos hagamos a la idea de
que así es, sino que las mujeres están, o quisieran que estuvieran, delimitadas
por el hombre. De hecho si recurrimos a las explicaciones sobre el nacimiento
del hombre y la mujer, en especial la cristiana, las mujeres son a partir de la
costilla del hombre, no por separado. O ¿será que, a diferencia de los años
cuarenta que es cuando se escribe este libro, las mujeres ya somos totalmente
independientes de los hombres? [1]
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