martes, 3 de septiembre de 2013

Opresores

Día 365+174
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.





Para que alguien sea considerado opresor es porque ha ejercido opresión en otro; esto puede sonar obvio, lógico, y podríamos creer que no cabe la aclaración, pero sí es importante comentarlo porque esto conlleva  a que se puede dividir a las personas en dos grupos: los opresores y los oprimidos. Si estos primeros no existieran entonces no cabría la relación hacia el segundo. Vamos a traducir lo dicho según el género: Hombres y mujeres. ¿Qué papel crees que les toque jugar a cada uno?



“[…] Uno de los beneficios que la opresión asegura a los operadores es que el más humilde de ellos se siente superior (p. 26)



Los que comúnmente juegan el papel de opresores son los hombres contra las mujeres, los hijos, los padres (en especial si son ancianos), los empleados, etc. Aunque  también hay mujeres que juegan este papel, pero son menos.



Imagínate a una mujer caminando por la calle, de pronto un hombre en carro le grita “hermosaa…”,  pasos más adelantes unos trabajadores en una construcción le grita “ricuraa…” y finalmente, otro hombre le susurra algo en el oído. ¿Por qué crees que estas tres personas creen tener el derecho de molestarla? Como bien dice la cita, todos aquellos que pertenecen al grupo de los opresores, ricos, pobres, estudiados, analfabetas, altos, bajos, etc. Al sentirse superiores, por ser parte de este grupo, se les otorga el poder para ejercerlo. [1]
                                                                 










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