miércoles, 6 de noviembre de 2013

De senos y nalgas

Día 365+239
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.




¿Será verdad que a un gran número de hombres lo que les llama la atención de las mujeres son los senos o las nalgas? Todo parece indicar que así es porque siempre que pasa una chica con grandes atributos, los hombres, casi de manera inevitable la voltean a ver. Es como si ella tuviera un imán para su deleite, y no me dejarás mentir que esto es así; no sé si esto pase en todo el mundo, pero por lo menos en México es algo común. Pero ¿qué pasa con las chicas que no tiene dichas cualidades? La frustración y envidia se hacen latentes porque se supone que una mujer es “atractiva” y “valiosa” siempre y cuando tenga grandes estas partes.



“[…] Incluso en las civilizaciones de una sensibilidad más sutil, en que intervienen nociones de forma y armonía, los senos y las nalgas siguen siendo objeto privilegiado a causa de lo gratuito y contingente de su desarrollo. […]” (p.160)



No puedo decir que sea el gusto de todos los hombres, porque esto no es así, pero si buscamos una explicación a dicha predilección, como bien lo dice nuestra autora de este libro que ahora comento, seguramente se debe mucho a que estas partes crecen de manera gratuita, natural, y que es característico de algunas mujeres que son el deseo carnal ante los hombres, y este deseo está altamente delimitado por los cánones sociales y por lo mismo dice mucho más de nuestra cultura de lo que nos imaginamos.


Todo deseo por lo voluptuoso tiene un sentido de posesión de lo Otro. Así que por esto no es raro que una de las operaciones más solicitadas, por las mujeres, en precisamente de los senos, porque al poseerlos se vuelve un objeto del deseo, aunque yo diría que sea como sea, es aceptarnos como un objeto, y como objeto alguien lo quiere poseer, aunque sea de forma pasajera; aunque dese aclarar que no todas las mujeres que hacen un aumento de senos o bustos lo hacen sólo para agradar a los hombres, sino por un deseo de pertenecer a lo que se le ve como “bello” en nuestra sociedad actual. ¿Qué opinas tú?[1]








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