martes, 24 de diciembre de 2013

¿Hablar de sexo = a vivirlo?

Día 365+287
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.





La educación sexual es algo que es realmente reciente en México. Estamos hablando que si tiene no más de cuatro décadas es mucho, esto por lo menos a lo que se refiere en el ámbito escolar, porque en el familiar no dudo que haya habido padres que desde épocas inmemorables hayan tenido la conciencia de explicarle a sus hij@s sobre aquellos menesteres. Pero seguramente si le preguntas a tus padres y abuelos sobre el tema, la respuesta inmediata será: en la casa de mis papás ese era un tema que no se tocaba.



“Preciso es decir que ni siquiera una enseñanza coherente resolvería el problema; pese a toda la buena voluntad de padres y maestros, no podría encerrarse en palabras y conceptos la experiencia erótica; esa experiencia no se comprende más que viviéndola; todo análisis, aunque fuese el más serio del mundo, ofrecería un aspecto humorístico y no lograría hacer patente toda la verdad. […] ” (p.243)



La pregunta obligada que nos salta en pleno Siglo XXI es ¿por qué si ya se nos habla más abiertamente del tema, aún hay tantos embarazos? Creo que mucho es por lo que dice la anterior cita, que por más que tengamos buenas intenciones de entrar al tema, es algo que no sabremos a cien cierta sino hasta que lo experimentemos. Claro que estoy de acuerdo en ello, pero yo creo que como padres, tíos, primos o tutores no debemos de creer que entonces lo mejor es volver, como antes con nuestros padres, a dejar al tema de un lado, porque bien puede ser que el problema no es que hablemos de sexo, sino cómo. Por ejemplo: no es lo mismo que lo hagamos desde un plano meramente biológico, a que tratemos que explicarlo desde un plano sicológico. Tal vez, es en este punto en donde tendríamos que poner más atención. ¿Qué opinas?[1]






























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