Día 365+310
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
No
puedo decir que no me gusta echar chisme, como se dice coloquialmente de hablar
de la vida de los demás, porque mentiría, en especial si estoy en compañía de
alguien a quien le tengo verdadera confianza, pero no me considero una chismosa
real, conozco a algunas y sé que no entro en esas ligas grandes, hasta podría
decir que es algo que realmente no practico. ¿Qué es lo que nos lleva a ser
chismosas? Y en especial a las mujeres.
“[…] intenta
singularizarse por medio de extravagancias, porque no le está permitido
individualizarse en actividades definidas. Se sabe sin responsabilidad,
insignificante en este mundo de hombres: como no tiene ninguna otra cosa seria
que hacer, enreda.” (p.299)
Quiero distinguir entre chismear y enredar, que parecería
que es lo mismo pero considero que no, porque el primero es contar lo que uno
oyó, y el segundo es hacer lo mismo pero inventándole más y si es posible,
metiendo cizaña. ¿Por qué enredamos? Según la cita anterior, las mujeres lo
hacen por no tener nada más serio que hacer, por ejemplo: una chica es ama de
casa, su esposo no la deja trabajar porque considera que es cosa de hombres (es
un típico macho), así que ella tiene la responsabilidad de su hogar, pero al
ser algo tan rutinario y si ella además aspiraba a estudiar, seguramente canalizará
toda esa energía al chime, al enredo. ¿Te parece descabellada está respuesta?[1]
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