miércoles, 19 de febrero de 2014

La desigualdad del matrimonio

Día 365+344
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.





El sueño de muchas chicas, aún en pleno siglo XXI, es encontrar el príncipe azul que las conquiste, les dé el anillo de compromiso, se case, tenga hijos y viva feliz por siempre. Pero hay algo que no termina de contarse en esta vida ilusoria, y es que para poder vivir necesitamos dinero y este sólo se consigue trabajando; además que la historia sólo es completa si los roles, que debe seguir cada uno de los participantes, debe ser exactamente como se dicta: los hombres son los proveedores del hogar, los fuertes, el patrón, el jefe, etc., y las mujeres las que obedecen, hacen la limpieza, son sumisas, frágiles y sentimentales.



“El matrimonio siempre se ha presentado de manera radicalmente diferente para el hombre y para la mujer. […] Socialmente, el hombre es un individuo autónomo y completo; ante todo es considerado como productor, y existencia está justificada por el trabajo que proporciona a la colectividad; […] el papel reproductor y doméstico en el cual se halla encerrada la mujer no le ha garantizado una dignidad igual.”(p.374)



Pero, como bien dice la cita anterior, el matrimonio es desigual para hombres y mujeres, por lo menos desde los preceptos morales, éticos y sociales de una cultura machista. Arriba comenté el rol que juega tanto la esposa como el esposo, y es más que claro que el que las tiene todas de ganar son ellos, porque ellas deben acatar su lado débil y necesario de un macho a su lado para ser respetadas y tener valor.  


Las mujeres, amas de casa, trabajan igual o más que muchos hombres que salen a hacerlo, pero la diferencia es que a ellas no se les paga por hacerlo, y las labores domésticas no dan resultados duraderos que trasciendan en la historia.[1]





























[1] http://crisbanyuls.wordpress.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario