Día 365+335
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Tanto
mujeres como hombres deportistas tiene una conciencia y control mayor de su
cuerpo a comparación de todos aquellos que no nos dedicamos a ello y por este
motivo, las mujeres que llegan a ejercitarlo, se dan cuenta que no son frágiles
y delicadas como se nos hace creer social y culturalmente a las mujeres que
nacimos, crecimos y vivimos en una sociedad mayormente machista.
“[…] Un elevado
número de mujeres deportistas son homosexuales; ese cuerpo que es músculo,
movimiento, resorte, impulso, no lo toman ellas como una carne pasiva; no
solicita mágicamente las caricias, hace presa en el mundo, no es una cosa del
mundo […]”(p.351)
Si una mujer deportista controla su cuerpo y es
consciente de ello, difícilmente dejará que otro la domine, la someta, al punto
de que sea pasiva y no activa. Ahora, imaginemos que somos deportistas y
queremos competir, ganar y seguir entrenando para cada día dominar más nuestro
propio cuerpo, pero también al ser seres humanos que soñamos, deseamos,
vivimos, podemos compartir nuestro tiempo, cuerpo y espacio con otro ser humano
¿a quién elegiría? ¿A un hombre que la quiere someter a toda costa, o a una
mujer que se deja dominar –objetivar- o con la cual igual y puede vivir en
igualdad? Creo que suena claro que la
primera opción no sería la mejor para la deportista, sino en donde ella pueda
seguir siendo autónoma corporalmente. [1]
[1] https://es.123rf.com/photo_5840991_joven-deportista-corriendo-por-la-pista-con-el-desenfoque-de-movimiento-aa-adido.html
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