martes, 31 de julio de 2012

Fin de madre sólo hay una…


Día 135 
(publicado el 26 de julio)
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Rodríguez, Rosaura: Madre sólo hay una… papas hasta en el mercado. México, Editorial Cordillera de los Andes, 2001.


He llegado al fin de esta lectura. Debo confesar que me ha sido tortuoso terminarlo, porque me tropecé con muchas imágenes, opiniones y actitudes que me parecen demasiado estereotipadas, tanto que la autora hace una clasificación de las mujeres embarazadas y los hombres, según su comportamiento y actitud ante el ginecólogo. Esto me pareció excesivo y tedioso, porque en el momento en que nos aferramos a clasificar y etiquetar a las embarazadas y sus parejas, se vuelve una lectura rígida y poco enriquecedora. Es como si yo, con el afán de criticar una visión, sin darme cuenta, estoy en otra que es más rígida y exagerada, y no termino aportando nada, sino sólo consigo quejarme.


“Hay momentos en que nos queda claro que la naturaleza no es tan sabia como la pintan, y que la sabiduría no siempre es sinónimo de inteligencia o eficacia. [...] No es que a la naturaleza todo le salga mal. A veces hace las cosas bien, pero otras se le salen de las manos.” (pp.92-93)


Si tuviera que recomendar a una mujer u hombre una lectura sobre el embarazo, este sería el último que recomendaría porque seguramente terminaría odiando a su pareja, ginecólogo, y al embarazo mismo.


Además con la cita que puse, puedo notar un problema de estructura y lógica en lo que se dice. Primero, pertenecemos a algo que es más gran a  nuestra especie: la naturaleza. Somos seres que nos regimos por ciclos naturales, que en muchas ocasiones no están a nuestro alcance su dominio. Y segundo, que al ser la naturaleza mucho más grande que  nosotros como sujetos, no podemos decir si es correcto o incorrecto, bien o mal hecho lo que pasa, porque estas opiniones son sólo eso, opiniones respecto a lo que nos gusta o no, nos incomoda o no, pero nada más.


El embarazo es una de esas cosas naturales que no podemos regir, tal vez sólo ayudar un poco (con medicamentos o censaria en su caso) o empeorar con nuestra actitud. Cosa muy diferente en relación a decidir si deseamos embarazarnos o no. Tal vez alguien me dirá que al hacer esto estamos desafiando a las leyes mismas de la naturaleza, y yo le daría la razón pero esto no nos lleva a su dominio total y el ejemplo mismo del esto es el proceso mismo del embarazo, hay cosas que escapan a nuestras manos, y no por ello quiere decir que el embarazo sea la peor cosa que pueda vivir una mujer.


Bien podría comentar y comentar citas de este libro, pero no lo creo necesario, ni atractivo, pues noto que es una lectura que dependerá mucho de nuestras creencias y costumbres. Yo no soy compatible con muchas cosas que se dicen aquí, como por ejemplo el hecho de pensar que para que una mujer, embarazada o no, recupere su “dignidad”, tenga que ir a pintarse el cabello al salón de belleza, o que todos los cambios físicos en el embarazo sean sinónimo de deformidad y desprecio, entre otras cosas más. Así que mi sugerencia es que si deseas decepcionarte, odiar y alejarte del embarazo, este es un excelente libro para este objetivo.  [1]



















[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://elembarazo.net/

¿Hipnopedia?


Día 140
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.


Existen diversos medios de comunicación, pero como su nombre lo indica, son para comunicar y/o informar sobre algo. Cosa muy distinta si alguno de ellos es ocupado para manipular o programar las decisiones de los demás. En este libro su autor, nos maneja un término para este tipo de programaciones, desde los sueños en los niños: la Hipnopedia[1].


“[…] ¡Oh, no, yo no quiero jugar con niños Delta¡ Y los Epsilones todavía son peores. Son demasiado tontos para…>>
El Director volvió a cerrar el interruptor. La voz enmudeció. Sólo su desvaído fantasma siguió susurrando desde debajo de las ochenta almohadas.
-      Todavía se lo repetirán cuarenta o cincuenta veces antes de que despierten, y lo mismo en la sesión del jueves, y otra el sábado. […] En suma, la hipnopedia.” (p.50)


Pero habría que preguntarnos si esto que es sólo mera imaginación o si es posible en la realidad, porque eso de que puedan programar nuestras decisiones por medio de la repetición de un mensaje, suena a ciencia ficción.


Pero si nos tomamos un poco de tiempo para darnos cuenta de las influencias que tiene los medios de comunicación en nuestro actuar, tal vez dudaríamos un poco al decir que esto no es posible en la real. Por ejemplo, ¿cuántas chicas o chicos actúan de cierta forma porque así lo ven en su programa favorito? o las mujeres desean X tipo de noviazgo o matrimonio porque se los muestra la novela así.


Pero bueno, sólo me queda por decir, por ahora, que todo hecho parecido con la realidad, en especial con nuestras últimas elecciones, son mera conciencia, porque seguramente nadie se dio cuenta de la cantidad de comerciales que había a favor de X candidato ¿verdad?[2]





[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Hipnopedia
[2] La ilustración mostrada fue tomada de http://nutricioninteligente2010.wordpress.com/2011/07/21/leccion-13%C2%BA-de-reprogramacion-mental%E2%80%8F-para-el-exito/

lunes, 30 de julio de 2012

Un poco sobre la educación moral


Día 139
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.


Nuestros años de estudiantes, son momentos que para algunos son agradables y para otros no. En muchas ocasiones nos acordamos de nuestros maestros, compañeros y una que otra cara extra. 


“[…] no se puede aprender una ciencia a menos que no se sepa de qué se trata.
-Debían haber empezado por la educación moral […] que nunca, se en ningún caso debe ser racional.” (p.41)


Y seguramente muchos le damos la razón a la cita anterior, pues si no sabíamos de qué nos hablaba el maestro de cierta materia, no la entendíamos,  porque una cosa es memorizar, como dirían por ahí, como periquitos y otra realmente aprender. Pero en el caso de la moral[1], de los valores, de las actitudes ante lo y los demás, las cosas cambian. En ese ámbito casi nada se puede entender sólo en la enseñanza, porque en el momento en que es el actuar mismo, la interrelación, sólo es posible ir aprendiendo en la medida en que tenemos un guía, que bien puede ser nuestros padres o algún tutor, y vamos adquiriendo experiencias. 


Pero de lo anterior, al decir que la educación moral no debe ser racional, hay una clara intensión de dominación ante lo que se decide hacer o decir. ¿Tú crees que esto tiene que ser así, que en cuestión de la educación moral no debe intervenir la razón? ¿O, como yo, estás convencido que la mejor manera de obtener valores, en muchos casos es sólo a través de la razón?[2]






[1] Puedes consultar la definición de moral en http://es.wikipedia.org/wiki/Moral
[2] La ilustración mostrada fue tomada de http://www.definicionabc.com/general/juicio-moral.php

domingo, 29 de julio de 2012

Clonados y adiestrados


Día 138
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.


Pensar en que alguien, o varios, en algún momento podrían tener un plan tan malévolo que pensaran el homogeneizar a todos los que habitamos el planeta, suena macabro. El poder tener la posibilidad de crear a X cantidad de clones de una o varias personas, es algo por ahora imposible, pero no sabemos si será imposible para siempre.


“<<Guardería infantil. Sala de Condicionamiento Neopavloviano>>, anunciaba el rótulo de la entrada.” (p.41)


Si el pensar en una clonación masiva es terrorífico, el imaginar que además seamos acondicionados para que nos gusten o no ciertas cosas, sí es cosa ya del mesmésemo demonio.


Lo que nos distingue en este mundo loco, es que somos únicos e irrepetibles, porque por más que hayamos heredado características de nuestros padres, no somos idénticos a ellos. Qué cosa tan terrible pensar que esto ya no fuera así, que si llegara a ser posible la clonación exacta, ya no seríamos tan únicos, ahora tendríamos gemelos (clones) y entre ellos y nosotros no habría diferencias. Pero que además fuéramos sometidos a acondicionamientos (como los conocidos perros de Pávlov[1]) que delimiten nuestros gustos es más que de terror. O ¿te gustaría tener un clon adiestrado en sus gustos?[2]





[1] Si quieres saber un poco del tema visita http://es.wikipedia.org/wiki/Iv%C3%A1n_P%C3%A1vlov
[2] La ilustración mostrada fue tomada de http://elbustodepalas.blogspot.mx/2010/06/cuando-empezamos-producir-saliva-el.html

sábado, 28 de julio de 2012

La felicidad


Día 137
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.


Estamos en una lectura en donde todo puede ser posible: la ciencia ficción. Es de lo más agradable poder poner la imaginación a trabajar a su máximo y pensar en un mundo donde la tecnología y ciencias es usada para un fin, que en este caso es tener una “sociedad perfecta”. 


“Y éste –intervino el director sentenciosamente-, éste es el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno tiene que hacer. Todo condicionamiento se dirige a lograr que la gente ame su inevitable destino social.” (p.37)


Curiosamente, desde las primeras páginas, podemos notar que una de las características que se necesita en toda sociedad para ser perfecta, es que sus integrantes sean felices. 


Para nosotros la felicidad puede ser alcanzada de múltiples formas: que si tenemos lo que queremos económicas, social y/o culturalmente. Pero si lo pensamos fríamente, esto son sólo posesiones externas, en el momento en que no tenemos aquello que nos da la “felicidad” ésta se acaba y somos infelices. 

Pero, imagina una sociedad en donde desde el momento de la gestación, te dieran un futuro predestinado, donde no hay cambios; en pocas palabras, en donde vives lo que otro decidió que vivieras, que fueras, por ejemplo: campesino, prostituta, vagabundo, diputado, modelo de televisión, obrero, cantante, etc. Pero que además fueras “feliz” haciendo lo que te tocó vivir. Este es el ideal de una vida feliz, pero con la gran diferencia que nosotros tenemos elección, aquí en el mundo real. 


La cuestión sería: si podemos elegir entre ser felices y no ¿por qué no decidimos serlo? ¿Sería más fácil que otros eligieran por nosotros? Al final, bien podemos ayudarnos de la sicología para disfrutar y acoplarnos a la sociedad en donde estamos ¿no?[1]




[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://blog.ididactic.com/felicidad-talento-y-triumfo/

viernes, 27 de julio de 2012

Inicio de Un mundo feliz


Día 136
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.


 Empezar esta novela de ciencia y ficción[1], me ha llevado a interesarme en aquello que necesitaría un mundo para ser feliz y el pensar si esto es posible. Con lo primero que me encuentro es con la visita de unos estudiantes a un “Centro de Incubación y Condicionamiento de la Central de Londres”, lugar que es imaginario pero que no vira mucho de la realidad. Aunque se supone que aún la ciencia no ha logrado clonar al ser humano, si tenemos pruebas claras  y reales del método de incubación in vitro.


“[…] una breve descripción del moderno proceso de fecundación.  Primero hablo de sus prolegómenos quirúrgicos, <<la operación voluntariamente sufrida para el bien de la sociedad […]” (p.25)


Trataré de imaginar, con esta lectura, todo aquello que la ciencia podría hacer y hace para que una sociedad logre la felicidad. Y para empezar, noto que esta novela nos marca que el paso número uno es la manipulación desde el momento de la fecundidad.


Esto no me suena tan loco, y seguramente a ti tampoco, porque comentan (en las aulas de la escuela) que una de las ideas de la ciencia, es el poder manipular rasgos, razas  y hasta ideales desde el momento de la concepción. Este libro, siento que me dará cosas interesantes para reflexionar.[2]



















[1] Si deseas saber más sobre el libro puedes consultar la siguiente dirección http://es.wikipedia.org/wiki/Un_mundo_feliz
[2] La ilustración mostrada fue tomada de http://www.libroscompartidos.com/libro_detalle.asp?id=3674

miércoles, 25 de julio de 2012

¿Ignorancia?


Día 134
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Rodríguez, Rosaura: Madre sólo hay una… papas hasta en el mercado. México, Editorial Cordillera de los Andes, 2001.


Continuar con esta lectura ha sido complicado, porque no he podido dejar de leer exageraciones, descalificaciones, molestias, desgracias, etc., ante el tema del embarazo. Es como si esta etapa en una mujer, fuera peor que una maldición, la peor de las desgracias de la humanidad. 


“Del miedo al parto ni hablar, porque ellas no podían temer a algo tan natural como dar a luz. Mucho menos cuando era un tema totalmente desconocido. En esa época la ignorancia era la mejor arma de la mujer y como no sabían, pues no se preocupaban-[...]” (p. 50-51)


Yo creo que si comparamos lo que vivían nuestras abuelitas, con la actualidad,  el panorama sí era diferente, porque la cultura y costumbres también eran otras. Pero de ahí a que digamos que la “ignorancia” ante el parto era la mejor aliada de la mujer hay un gran abismo, de lo cual podemos deducir que entonces el saber es una desgracia que nos condena a la preocupación, y que  es algo radicantemente distinto. Primera porque no creo que las mujeres de todos los tiempos, como cualquier ser humano, careciera de lógica. Y sólo por esta cuestión, creo que sabiendo o no sabiendo lo que se vivirá en un parto, no nos deslinda de no tener miedo a lo no conocido. El no saber detalles del momento del parto, no nos aparta de imaginar que de alguna manera saldrá lo que llevamos dentro, y que esto conlleva dolor, aunque no sabemos cuánto y en dónde. [1]



















[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://elmundoenotrosojos.bligoo.mx/ignorancia-vs-ciencia

martes, 24 de julio de 2012

No estoy de acuerdo


Día 133
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Rodríguez, Rosaura: Madre sólo hay una… papas hasta en el mercado. México, Editorial Cordillera de los Andes, 2001.


Como lo había pronosticado desde el día de ayer, este libro, sin afán de hacerlo menos, maneja varios tema de una forma superficial y exageradoa No soy una defensora de la maternidad a ultranza, porque no creo que todas las mujeres quieres, pueden o deben ser madres,  y estoy de acuerdo en que este estos tiempos –menos los actuales que antes- está plagado de mitos, injusticias y desvirtuadas diferencias entre lo que se entiende por ser hombre o mujer.


“[…] Con el tiempo se ha descubierto que las náuseas son producto del exceso de progesterona, hormona masculina que prácticamente nos envenena.
Masculina tenía que ser la dichosa hormonita para hacernos la vida de cuadritos. [...]” (p. 34)


Pero una casa con los mitos, creencias y diferencias físicas, psicológicas o ideológicas, que podemos notar en nuestra vida cotidiana, a escribir y dar como verdaderas las relaciones de descalificación de un sexo al otro, como pudimos notar en la cita anterior.


El pleno siglo XXI no podemos, ni debemos, hombres y mujeres tratarnos como enemigos, y menos como si la naturaleza nos hubiera dados desgracias aterradoras a las mujeres, como son los síntomas del embarazo, y los hombres la vida plena y feliz por no experimentarlo.

 
Desde mi punto de vista, este tipo de lecturas cultivan una gran brecha entre géneros, y no nos permiten disfrutar y entender nuestras diferencias, sino hacerlas más grandes.[1]


















[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://www.bebes.net/2009/11/27/problemas-de-pareja-en-padres-primerizos-i/

lunes, 23 de julio de 2012

Inicio Madre sólo hay una…


Día 132
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Rodríguez, Rosaura: Madre sólo hay una… papas hasta en el mercado. México, Editorial Cordillera de los Andes, 2001.


En esta ocasión empezaré este libro, que como pueden notar, por su título es muy pretensioso. Así que su contenido lo tomaré con precaución, porque hay libros que sólo pretender hablar de temas del momento, pero que carecen de seriedad. He leído poco, y lo que llevo hasta esto momento, tiene que ver, por lo que noto, con el “instinto maternal”[1].  


“[…] la idea era estar siempre lo más embarazada posible para disfrutar de las largar cuarentenas con sopitas de pollo y agua de panela (azúcar mascabado) para estimular la producción masiva de leche, para sentarse en una almohada con el objeto de mitigar el dolor posparto y retrasar así el momento de volver a cumplir. [...]” (p. 14)


Como podrás notar, y seguramente lograr identificar, nos habla esta autora de las madres de nuestros tiempos aún, muchas de ellas son nuestras madres  y mayormente abuelitas. Yo nunca he tenido la oportunidad de platicar con una mujer de mayor de edad, que me pueda comprar sus experiencias con relación a la sexualidad, pero lo que sí saltó a mi vista en esta cita, fue el hecho de que muchas mujeres tenían un gran número de hijos. Sí creo que tenga que ver con una cuestión de rol del momento social en que les tocó vivir, porque no creo que la educación de una mujer del siglo XIX ni casi todo el siglo XX sea la misma que en este siglo XXI. ¿Tú conoces directamente historias, como las que se comentan en la cita?[2]