sábado, 21 de abril de 2012

La vida y su cause


Día 39

Lectura: Murakami, Haruki: Tokio Blues (Norwegian Wood). (Trad. Lourdes Porta) 
México, Tusquets Editores (3a edición), 2011.

La vida, nuestra vida, mi vida. Los sentimientos, nuestros sentimientos, mi s sentimientos. Compartimos los seres humanos tantas cosas y a la vez nos sentimos solos. Somos iguales y al mismo tiempo diferentes. Generaciones enteras han sentido lo que nosotros hemos experimentado: amor, dolor, alegría, angustia, afecto… pero dentro de nuestra mente pasa algo que nos sentimos únicos, aislados de todo y de todos. Esto es más acentuado en la adolescencia, edad en la que se ubican los personajes de esta novela, edad en donde uno “descubre” al mundo, a uno mismo. Y cuando los problemas, las dudas, los sentimientos nos inundan, nos sentimos atrapados, sin salida:

 “ […] <<Me estoy volviendo loco>>, pensé. Sentí la cabeza embotada, como las raíces hinchadas por la humedad de una planta que ha crecido en la oscuridad más completa. <<No puedo seguir así>>, pensé en mi aturdimiento. <<No puedo seguir así eternamente. Tengo que hacer algo.>> De repente, recordé las palabras de Nagasawa: <<No te compadezcas de ti mismo. Eso sólo lo hacen los mediocres>>.[…]” (p.325-326)

Los pensamientos giran y giran en un momento así. No descansamos de ellos ni un solo instante. Dormidos, comiendo, trabajando, haciendo del baño, en todo momento una o varias ideas,  o problemas, nos pueden atormentar. ¿Cómo salir de este círculo? Es difícil porque al estar dentro del  problema no es sencillo encontrar una solución objetiva. Pero ¿será verdad lo que le dice su amigo a Watanabe? Compadecerse[1] no es la solución. Esto sólo nos hace mediocres[2]: una persona que no hace el menor  esfuerzo por salir adelante, por procurarse. Aún así, sigo en lo dicho de mi anterior entrada, (titulada Soluciones Mágicas del 19 de abril) que padre sería tener una hada que nos resolviera nuestros problemas. Lástima que somos simples mortales.

“[…] Deja de atormentarte por esto. Las cosas fluyen hacia donde tienen que fluir, y por más que te esfuerces e intentes hacerlo lo mejor posible, cuando llega el momento de herir a alguien lo hieres. […] Si no quieres acabar en el manicomio, abre tu corazón y abandónate al curso natural de la vida. […]”(p.352)

Y como simples mortales tener que aprender que la naturaleza tiene sus propios mecanismos. El querer dominar todo no lleva al autoritarismo, la histeria, la locura. Como diríamos: “Déjalo fluir” esa es la verdadera solución. El agua encuentra siempre su propio cause. O como lo diría mi amiga Erika Juárez, comentando mi enlace en facebook, de la anterior entrada que mencioné arriba:

Lo mejor es vivir el día de hoy, ni en los problemas pasados, ni en los que todavía no llegan. Ya lo dice un proverbio oriental: "Si tiene solución ¿de qué te preocupas? Si no tiene solución ¿De qué te preocupas? No te preocupes, ocupate en tu aquí y tu ahora, acomódando en orden de importancia el cómo se resuelve una a una tus situaciones difíciles, pq si intentas resolverlas todas junta, ninguna quedará resuleta.”


[1] Compartir la desgracia ajena, sentirla, dolerse de ella.  http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=compadecer
[2] De poco mérito, tirando a malo.
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=mediocre

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