Día 53
Lectura:
Flores Olea, Víctor: Tres historias de mujer. México, FCE, 1998.
¿Te
gustaría adoptar un niñ@? A mi sí. Sé que no es sencillo, por toda aquello de
los trámites legales. Pero si tuviera la oportunidad, sí me gustaría hacerlos.
Sé que al margen de toda esta tramitología, hay una serie de cuestiones más
importantes y relevantes que tratar. El adoptado tiene sentimientos. Me podrás
decir ¡Claro que los tiene, es un ser humano! Pero no creo que esto sea tan
fácil de tratar cuando se tiene un hijo adoptado, pues si ya con los hijos
biológicos me imagino que es complejo, con los adoptados lo es un poco más. O
tal vez dependa del momento, la época, la familia, la educación, la relación
con él o ella, etc. Pero de que no es fácil, no lo es.
“
[…] Sólida, protegida, querida, consentida, la
niñez de Lorenza había sido un modelos de felicidad, hasta ese día en
que le estalló en el alma la diatriba inverosímil de las dos menores que, de
pronto, entre señas intolerables le dijeron que don Gonzalo y doña Virginia no
eran sus padres sino que apenas era la triste abandonada por una mujerzuela de
un remoto país. […] ” (p.117)
Cosa
curiosa, pero cuando uno es niño, se entera de la forma más cruel y despiadada
de este tipo de cosas, por boca de otros niños. La crueldad, espontaneidad y
sinceridad con que nos expresamos a una corta edad, es más hiriente que un
cuchillo. ¿Llegaste a vivirlo? De aquí que me pregunto, les pregunto ¿en dónde
radica la ternura y delicadeza que “caracteriza” a la niñez?
Estaré
escribiendo sobre el tema de la adopción, ya que por lo que leo, es el tema de
esta parte del libro.
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