Día 120
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
Elizondo, Salvador: Farabeuf. México,
FCE, Colección Popular (Séptima edición), 2009.
Elizondo, Salvador: Farabeuf. México,
FCE, Colección Popular (Séptima edición), 2009.
Esta lectura me ha
hecho pensar mucho en todo aquello que he vivido y puedo o no recordar. Es una
lectura que nos invita constantemente a recurrir a nuestra memoria y sus
puertas.
“ EL OLVIDO es más tenaz que la
memoria.” (p. 84)
Pero como lo acabamos de
leer, el olvido es más duradero, insistente que la propia memoria. ¿Por qué
será que olvidamos tan rápidos las cosas? ¿A caso es una forma de autodefensa
ante aquello que no queremos o debemos recordar? Por ejemplo, pensamos en la pérdida
de un ser querido, si el olvido no fuera tan fuerte, tendríamos a flor de piel
todo aquello que vivimos al lado de esa persona ¿podríamos vivir así? ¿recordando
a cada momento, con lujo de detalle, todo aquello pasado: sentimientos,
imágenes, palabras, olores, sabores, etc.?
Por ellos creo que el
olvido sí tiene una razón de ser, porque si no fuera así viviríamos llenos de un mundo de vivencias, sentimientos
e imágenes de cada detalle de todo lo pasado, recordando eternamente. Esto
tiene sus ventajas ante un ejemplo como el anterior, nos permite superar la
pérdida; pero si lo trasladamos, con otro ejemplo, a una relación amorosa
destructiva, el panorama no es el mismo. Por desgracia el no tener tan claras y
presentes las experiencias vividas, nos llevan a cometer una, o mil veces, los
mismos errores, cosas que no es nada alentador. Si tuvieras la oportunidad de
no olvidar nada ¿te gustaría que fuera así? La verdad a mí, no.[1]
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