domingo, 12 de agosto de 2012

El que madruga…



Día 152
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.


En una ciudad como la nuestra, en donde el tráfico es constante y cuando no lo hay nos sentimos glorificados, el estar dentro de un trasporte largas horas es ya el padre nuestro de cada día. Pero por una extraña razón, las personas que viven en el sur trabajan en el norte y viceversa y con esto se agrava más la situación.


“<< ¡Maldita sea, llego tarde!>> […]” (p.105)


Esta expresión, que me llamó la atención en un libro de Ciencia y Ficción porque yo imaginaba que en este mundo imaginario no había problemas con el tiempo, es común para nosotros, simples mortales en nuestra cotidianidad. Pero si le preguntáramos a alguien que vive en la provincia si les pasa lo mismo, estoy segura que la respuesta será un gran sí.


¿Por qué será que constantemente tenemos retardos para tomar el transporte, para llegar a una fiesta, para estar en el trabajo, etc.? ¿Será que estamos en la cultura del retardo? O ¿será algo que tenemos ya de si los seres humanos? Por las moscas, pondré desde ahorita mi despertador para que no me pase esto mañana.[1]













[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://farlegend.blogspot.mx/2011/09/llegar-tarde-siempre-sera-un-motivo-de.html

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