viernes, 10 de agosto de 2012

Llévelo, llévelo, el chicle del momento…



Hermoso ser, te amo. Eres carne de mi carne, sangre de mi sangre, ¿cómo es que algo que surgió de tanto amor y cariño, llegó a ser? Esto sólo puede ser creación de Dios. Dedicada esta entrada para ti mi pequeño hijo Norberto en este, su primer año de vida.
 
Día 150
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.


El ámbito público y el privado. En esta ocasión hablaré del privado, en especial del sexual. No haré declaraciones personales, ni nada por el estilo; tampoco les pediré que me cuenten absolutamente nada, sino sólo comentaré una cuestión que seguramente mucho nos preguntamos porque vemos y oímos en múltiples medios y personas: la química sexual.


“[…] Sacó un paquete de goma de mascar a base de hormonas sexuales, se llevó una pastilla a la boca y, masticando, se dirigió hacia los cobertizos” (p.88)


Que si se tiene pegue o no; que si atrae al otro; que si despertamos el deseo sexual en los seres que deseamos, etc. Esto nos los promete una conocida marca de desodorantes en sus comerciales, en donde en pocas imágenes y palabras nos dicen: úsame y caerán hasta del cielo babeando por ti. He visto también catálogos de ventas, muy socorridos por las amas de casa, donde promocionan lociones, shampoo y otros productos más que tiene feromonas, si no mal recuerdo, para despertar hasta los más bajos instintos.


Por eso cuando leí en este libro, de ciencia ficción, sobre una goma de mascar con hormonas sexuales, pensé: esto no es sólo en la ficción porque ya pasa. Así que la sexualidad no es algo alejado de nosotros, al contrario y es más, yo preguntaría: ¿cuántos de nosotros no estamos dispuestos a intentar hasta lo imposible por sentirnos deseados?[1]












[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://mx.class.posot.com/perfume-con-feromonas-para-dama-y-tijuana/

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