jueves, 16 de agosto de 2012

¡Qué olor¡


Día 156
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Huxley, Aldous: Un mundo feliz. Madrid, El mundo (Millenium), 1999.


El otro día escuché en la radio que las personas que vivimos en la ciudad tenemos problemas con el olfato porque al estar más expuestos, a contaminantes, se va perdiendo parte de la capacidad para oler.


“ Además –Agregó Lenina, bajando bastante la voz-, apesta. “ (p.133)


Así que esta tarde me pasó como a Lenina, uno de los personajes de esta novela, al ir en el trolebús cuando un señor, de la tercera, se sentó a mi lado: olía mal. Me pregunto ¿pues no que los citadinos no olemos bien? Yo lo que pude notar ahora es que huelo bastante bien. Agradecí que esto no me pasó estando embarazada, porque presiento que en esa situación hubiera pasado lo peor, y entonces la mal oliente hubiera sido yo ¿o no? Las que están o han estado embarazadas me entenderán de lo que les estoy hablando ¿verdad? [1]

Así que el día de hoy entendí la importancia del aseo personal, y esto no incluye sólo el vaciarse la botella de perfume.






[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://aprenderescribiendo193.pbworks.com/w/page/11627909/Tarea%201,%20p%C3%A1gina%201

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