jueves, 4 de octubre de 2012

La Última Cena


Día 204
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.


Dentro del catálogo de pinturas de Leonardo Da Vinci se encuentra el que lleva por título La última Cena, obra que presenta el pasaje de la Biblia, del Nuevo testamento (Juan 13:21), en que Jesús anuncia a sus discípulos que uno de ellos lo traicionaría; pintado entre los año de 1495 y 1497[1]. Actualmente se encuentra en el muro en donde se pintó y su estado es deteriorado, aunque se ha intentado restaurar.


“[…] ¿Cuántas copas de vino hay sobre la mesa? […]
-      Una- dijo. <<La copa de Cristo. El Santo Grial.>>[…]
Miró la pintura y para su asombro vio que todos tenían una copa delante, incluso Jesús. Trece copas. Es más, las copas eran en realidad unos vasos de vidrio muy pequeños, sin pie. En aquel fresco no había cáliz. No había Santo Grial.”(p.351)


Independientemente de la trama del libro, de la hipótesis que plantea que el verdadero Grial no es un objeto sino una mujer, podemos notar que efectivamente en esta pintura no hay una copa, como la concebimos en otras pinturas, o representaciones, sobre el mismo pasaje.


Aunque no debemos olvidar que la pintura de Leonardo Da Vinci es sólo una interpretación para este hecho, y que a un lado de la teoría que se maneja en la lectura, es considerada una de las más grandes obras pintadas por Leonardo y que existen múltiples interpretaciones y minuciosos análisis también. ¡Qué gran dicha¡ para aquellas personas que las han podido ver, en vivo, esta maravillosa obras de arte.[2]








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