Día 202
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.
Brown, Dan: El Código Da Vinci. Barcelona, Ediciones Urano (Books4pocket), Trad. Juanjo Estrella, 2003.
Para la mayoría de
los seres humanos, la necesidad de mantenernos despiertos, alertas, es vital
porque se tiene que trabajar, estudiar o simplemente divertirse. Por ello es común
recurrir a algún tipo de estimulante para lograrlo. Es bien sabido que la cafeína
es uno de estos medios.
“[…] Sophie se tomó el té y una galleta, y notó los
efectos reparadores de la cafeína y el azúcar.[…]”(p.316)
Cuando pensamos en cafeína, nos
imaginamos un cafecito, ya sea americano, capuchino, o el favorito, pero la
cafeína no se limita a esto, porque como lo dice la cita el personaje está
tomando té.
El efecto reparador de la cafeína[1] es
la relajación que obtenemos al llegar a nuestro sistema nervioso y nos pone en alerta
para continuar, o despertar, logrando nuestras actividades, con vitalidad y
energía.
Recuerdo que hacer algunos años leí en
la revista National Geographic en Español, un reportaje sobre la cafeína en
donde se nos mostraba los efectos al consumirla en bajas o altas cantidades. El
bajo es bueno para la salud: en alto es peligroso. Yo, por ahora, me quedo con un té antes de
dormir ¿y tú?.[2]
[1] Para leer un poco más sobre la cafeína se puede leer http://es.wikipedia.org/wiki/Cafe%C3%ADna
[2] La imagen mostrada fue tomada de http://www.callegranvia.com/comida/info/pros-y-contras-de-la-cafeina/
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