sábado, 15 de diciembre de 2012

Un tiempo


Día 276
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Kundera, Milan: La insoportable levedad del ser, Barcelona,
RBA editores (Trad. Fernando de Valenzuela), 1993.


Recuerdo mi primero novio, estaba en la primaria, y aunque no tengo muy claro como fue el llegar a serlo, lo que sí tengo presente es que todo aquello era más un juego que una verdad. Con el paso de los años ese sentimiento fue cambiando hasta que algunas experiencias llegaron a  ser todo lo contrario.


“<<Y yo sabía perfectamente qué quería decir con lo de las vacaciones. Sabía que no quería verme en todo el mes porque estaría con otra mujer. […]” (p.229)


También recuerdo momento como el de la anterior cita en donde algún novio me pedía tiempo, o yo le pedía tiempo. Ahora me pregunto ¿ese tiempo realmente para qué era? Claro que para conocer a otras personas o simplemente una escusa para terminar con la relación y empezar algo nuevo con otra.


La inmadurez emocional a una edad temprana, aunque para algunas personas nunca llega tal, es la que nos lleva a buscar y desear conocer y conocer a más personas para algún día encontrar el verdadero amor. Pero esto cambia con el paso de los años, de ingenuo para a ser perverso. Y tu ¿pides tiempo aún?[1]












[1] La imagen fue tomada de http://noviazgos.com/el-significado-de-pedir-tiempo-en-la-pareja

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