viernes, 4 de enero de 2013

Fin de Llamadas de Amsterdam


Día 297
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Villoro, Juan: Llamadas de Amsterdam,
México, Almadía, 2012.



Este pequeño libro retrata de manera extraordinaria la forma en que una pareja se pude alejar y casualmente, después de algún tiempo de separados, volver a encontrarse aunque no sea de forma personal. Las coincidencias pueden llegar a ser tales que parecen que fueron puestas en el momento y lugar indicado, y no de una forma azarosa, y que si alguno de los examantes está en el lugar indicado puede hacer uso de ellos, como el ver el celular de la otra persona, o revisar su diario, o ver las fotos más recientes de su vida, etc.



“[…] Al ver ese intineario de una vida ajena la envidia pudo más que la curiosidad; incluso de dio envidia el luchador de plástico que él le había regalado a Nuria y lo miraba desde la repisa con sus ojos torpes.[…]” (p.58)



Seguramente te ha pasado, y más en esta época tecnológica, que has tenido la oportunidad de ver fotos, regularmente, de algún exnovio o pareja ¿no sientes de pronto, aunque tal vez me equivoque, un poco de envidia por lo que pudo ser? Quien diga que no, creo miente, porque independientemente de lo vivido, bueno o malo con el otro, nos sentimos atraídos de saber qué pasa por la vida de alguien con quien la compartimos.



¿Si pudieras invadir la intimidad de un examor, más allá del Facebook,  serías capaz de hacerlo? A mí me encantaría pero sé que no sería lo más sano sentimentalmente para mi, y ¿para ti?; por ello terminaría abandonando la misión. [1]










[1] La imagen fue tomada de http://entrenando-emociones.blogspot.mx/2012/09/es-la-envidia-la-otra-cara-de-la.html

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