Día 331
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Saramago, José: El hombre Duplicado, (Trad. Pilar del Río)
Madrid, Santillana ediciones (Punto de lectura), 2007.
Saramago, José: El hombre Duplicado, (Trad. Pilar del Río)
Madrid, Santillana ediciones (Punto de lectura), 2007.
Pensando en las
costumbres que aprendemos en casa, que van tomadas de la mano con las de
nuestra sociedad, las podríamos clasificar en dos: las adecuadas y las
inadecuadas. Lo digo en estos términos, y no en los de correcto, incorrecto,
bueno o malo porque todas estas categorías conllevan ideas que se polarizan, o una
fuerte dosis de doctrinas que nos hacen pensar que el mundo está dividido entre
los que ordenan y los que obedecen, o entre los iluminados y los que no, cosa
con la cual no estoy totalmente de acuerdo. Por eso mejor digo que adecuadas e
inadecuadas porque lo que creo que realmente interesa es que estas sean para
nosotros, y claro está que también para los demás, convenientes en nuestra vida
en soledad y en grupo.
“[…]
Tertuliano Máximo Alfonso recibió de las regladas costumbres de la familia en
que fue concebido esta y otras buenas lecciones, en particular de su madre, por
fortuna todavía viva y con salud[…]” (p.21)
Yo creo que la
familia, sea esta como sea, sí es pilar de lo que hacemos habitualmente, de
nuestras costumbres, y debo decir que por desgracia vivimos en una ciudad, no
puedo generalizar a todos pero sí a un gran número, que su gente es mal educada
y con pésimas costumbres; por ejemplo al no respetar los espacios destinados a
embarazadas, tercera edad o discapacidad, al no tener educación vial al caminar
o manejar, el no hablar con respeto a nosotros mismo y a los demás, en especial
a las personas de la tercera edad (que no es necesario hablar con groserías
para hacerlo, basta con burlarnos de ellos), el tirar la basura en la calle, y
si vamos a lo meramente personal el arrastrar los pies al caminar, el no tener
buena postura o mal aseo personal, etc, etc.
Todos somos
partícipes de nuestras malas costumbres, tanto el que lo hace como el que lo
tolera, pero afortunadamente los hábitos pueden cambiar y en cada uno de
nosotros está el hacerlo porque no basta con intentarlo, en lo personal y en lo
familiar. Sé que decirlo es fácil y que el verdadero reto está en el diario
actuar, pero el esfuerzo vale la pena. ¿Vedad? [1]
[1] La imagen fue tomada de http://www.elmanana.com/diario/noticia/Nacional/Noticias/El%20significado%20de%20la%20palabra%20madre%20para%20los%20mexicanos/1626031
Ciertamente la familia o cualquier otra figura de autoridad en la niñez y juventud influye enormemente en la conducta social del individuo, pero no es necesariamente totalmente determinante para la misma. Hay ejemplos de niños que crecieron en un ambiente de violencia o alcoholismo y son personas sin esos problemas, por el contrario hay quienes vivieron en ambientes más o menos "normales" para los parámetros de la sociedad y se vuelven delincuentes o dorogadictos. El medio influye pero no es determinante, el individuo a través de las experiencias diarias y su propio criterio de cómo enfrentar las ciscunstancias de la vida vde la mejor manera para él, decide qué tipo de actitud y comportamiento observará a lo largo de su vida.
ResponderEliminarHola Ulises Löpez. Gracias por el comentario. Es verdad lo que dices, pero creo que hay personas que por desgracia nunca se llegan a preguntar, a lo largo de su vida, qué tipo de conductas quiere heredar, simplemente viven con sus errores arrastrándolos. Por suerte nosotros somos de los que pensamos y actuamos, porque queremos algo mejor para nosotros y los demás.
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