Día 365+28
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Piera, Gustavo: La travesía. 18 claves para llegar a buen puerto. Barcelona, Alienta Editorial, 2006.
Piera, Gustavo: La travesía. 18 claves para llegar a buen puerto. Barcelona, Alienta Editorial, 2006.
Pensar en grandes fiestas, para sucesos importantes, es
una de las ilusiones que no sólo a los mexicanos nos gusta sino en muchas
partes de mundo, y hay hasta quienes ahorran años completos para poder llevar a
cabo bodas, cumpleaños, Baby Shower, Bautizo, tres años de un hijo y ni hablar
de los famosos quince años. Todos estos sucesos son dignos de festejar, pero
hay quienes hasta se endrogan con lo que no tiene. He escuchado algunas
personas que dicen: “es un lujo que bien vale la pena tener”, no lo pongo en
duda, pero cuando esto conlleva un sacrificio, en especial monetario, creo que
tenemos que pensar un poco más a lo que nos puedes llevar el realizarlo o no
realizarlo, balancear los pros y contras y decidir con base en ello. ¿Por qué
festejamos? ¿Por gusto o sólo por cubrir un requisito social?
"[…] Nos dicen que el ajetreo nos ha ensordecido
ante las voces de nuestros hijos y los seres queridos, y nos ha hecho pensar
que los momentos realmente importantes deben tener la investidura de una
ocasión especial. Que al menospreciar la convivencia cotidiana, dejamos de
saborear esos contactos, a veces placenteros, otras veces conflictivos, pero
siempre llenos de sentido e importancia. (p.51)
Las fiestas nos hacen sentir, en algunas ocasiones, que
vale la pena todo el esfuerzo realizado, por son sólo momentos de alegría. No
debemos de perder de vista que es sólo eso, momentos, y estos momentos se pasan
en rápidos instantes. Quiero aclara que no estoy en contra de hacer grandes
fiestas, si está en las posibilidades económicas, adelante, pero si no, es mejor
no perder de vista nuestra condición actual, en nuestro ahora, nuestra
cotidianidad y darnos mejor pequeños lujos en compañía de nuestros seres
queridos, que bien pude ser sólo ver una película, jugar, platicar.
No permitamos que nuestros instantes, en el hoy por hoy,
se nos esfume de las manos. Mejor tratemos de salir de esta idea de que lo cotidiano
es una carga muy difícil de sobrellevar, y convirtámoslo en momentos divertidos
y dignos de vivir, sin dejarnos llevar que si no va a acompañado de una gran
fiesta no es digno de vivir y/o recordar. Yo he procurado hacerlos, aunque
confieso que también he tenido momentos de tedio, como todos, pero trato de
pasarlos con mejor actitud que antes. Por ejemplo con mi hijo bailo y canto
para pasarla bien. ¿Y tú cómo lo lograrías o lo has logrado?
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