domingo, 7 de abril de 2013

¿Paciencia con mi hijo?


Día 365+25
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Piera, Gustavo: La travesía. 18 claves para llegar a buen puerto. Barcelona, Alienta Editorial, 2006.




Controlar a un niño es el deseo de todo padre, porque hay menores que desde el año de edad (si no es que antes) ya son, como decimos coloquialmente, una bala. Muchos padres se alegran de que sus hijos estén tan “despiertos” y hasta es motivo de orgullo entre amigos y familiares, pero aún estos, llega un momento en que desean pararles el tren. El que un niño este las 24 horas del día con la pila bien cargada, es una de las tantas cosas que nos puede cansar.


Tan activos, dinámicos y vivos, pero incapaces de distinguir entre lo que es correcto e incorrecto, es una de las cosas que a uno como padre le deben de quedar más que claras. Seguramente has escuchado la típica recomendación de: tenle paciencia. ¿Qué significa realmente esto? ¿Dejarlo libre, sin rumbo ni dirección?¿Soportar todo lo que se le ocurre al niño sin castigarlo?


"[…] Hay que tener paciencia para tratar a los niños, sí, pero esta paciencia tiene que estar acompañada de límites claros basados en el respeto mutuo, es decir: te respeto pero me respetas a cambio. Esa paciencia debe reconocer que la libertad del niño termina donde comienza la mía. […]" (p.43)


Paciencia es “ […] la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien. […]”[1]. Si analizamos dicho significado podremos notar que se habla de que es una actitud, y no una virtud que algunos tengan y otros no; si no que cualquier persona que se lo proponga podrá llevarlo a cabo, además de que dicha actitud es en los momentos de dificultad, pero a vísperas de un bien. Con esto podremos entonces decir que en ningún momento se dice que se debe permitir a los hijos todo cuando se les tiene paciencia.


Recordemos que el padre permisivo es el que todo permite fácilmente. ¿Esto quiere decir que es un padre, por lo tanto, paciente? No, porque, como bien dice la cita, se requiere poner límites para que se logre una relación de mutuo respeto entre padre e hijos, no importando que tan pequeño o grande sea el hijo, de lo contrario no se podrá tener paciencia. ¿Estas de acuerdo con dicha reflexión? Yo sí. [2]





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