sábado, 13 de abril de 2013

Padres temerosos


Día 365+31
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Piera, Gustavo: La travesía. 18 claves para llegar a buen puerto. Barcelona, Alienta Editorial, 2006.



A cuántos de nosotros no nos ha pasado que tenemos exceso de información en nuestro poder, no importa del tema que sea, con esto de la información libre y abierta por la red, o por cualquier medio de comunicación, que no sabemos qué, cómo, cuándo y dónde utilizarla. Esto también nos pasa a nosotros como padres, cuando queremos lo mejor para ellos, porque los habrá que no les interese dicho tema (claro está, aunque tengan hijos, ¿verdad?), y cuando digo lo mejor no me refiero a todo aquello que les podemos comprar, sino a lo que les podemos dar de calidad emocional y psicológica para que crezcan fuertes y sanos, por dentro y fuera.



<<[…] ¿Por qué digo que no tiene espina dorsal el padre permisivo? Porque ha recibido tanta información psicológica y educativa sobre el daño emocional que puede causar a su hijo, que esto le ha ocasionado una especie de osteoporosis a su esqueleto, es decía, a su sentido de autoridad. Ahora se siente tan inseguro como educador, temeroso de equivocarse y herir a sus hijos que tienen pavor a tomar decisiones.[…]” (p.57)



Lo que comenta Rosa, la autora de este libro, es verdad porque si tenemos miedo a todo lo que les puede causar un daño a nuestros hijos, entonces quedaremos paralizados en nuestro actuar. Hay cosas que no necesita que nos digan nuestros pariente, amigo o familiar que les causará un mal, o un bien, porque en muchas ocasiones es sólo confiar en nuestro sentido común, en nuestro instinto. Se me ocurre por ejemplo que el niño quiere comer a fuerza paleta de hielo en temporada de invierno, y hace pocos días le estuvo fluyendo la nariz, creo que es más que obvio que no le hará bien (aunque el niño llore o lo exija), y en nuestra mente sabemos que en pocos días, o hasta en cuestión de minutos, el niño caerá enfermo.  



Recuerdo muy bien que una vez platicando con mi amiga Paty me dijo, con  palabras más o menor, que de lo único de lo cual se tenía certeza con los hijos, es que les íbamos a causar algún trauma. Y estoy totalmente de acuerdo con ello, porque si queremos ser padres guías, no padres complacientes, entonces es seguro que pasará, porque claro está que no somos perfectos, y mucho menos que exista un manual de cómo ser un padre ideal. Así que también escuchemos lo que nos dicta nuestro ser para saber educar. ¿No crees?[1]





No hay comentarios:

Publicar un comentario