Día 365+60
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Feranka, Paul: El Vidente. México, Planeta (Serie de Oro), 1992.
Feranka, Paul: El Vidente. México, Planeta (Serie de Oro), 1992.
Personas sin escrúpulos hay siempre, pero cuando se
tratan de cosas de amor, suelen haber más. Con esto no me refiero al tipo de
personas que de manera intencional hacen sufrir al que lo ama, sino aquellos
que lo hacen con toda la intención y premeditación del mundo. Por ejemplo,
pensemos en alguien que sabiendo que la
chica deseada tiene problemas con el actual novio, aprovecha la situación para “consolarla”
y llenarla de halagos y caricias para poder lograr acostarse con ella, como
coloquialmente se dice.
“-¿Irme de aquí…? ¿Estás loco…? ¡Pero… si esto es… el
paraíso. ¿Acaso no te das cuenta…? –exclamó Pablo escandalizado-. En este lugar
estoy encontrando lo que nunca pensé que podía existir: Mujeres, diversión,
dinero… ¡Es increíble…! Son unas crédulas que se tragan todo lo que les digo
porque casi todas tienen un denominador común: En el fondo son unas pobres
mujeres solitarias, tan solitarias como lo fui yo toda la vida. Están ávidas de
amor. Y yo se los doy. Cuando me cuentan sus problemas invento lo primero que
se me ocurre, y ellas lo creen todo como si fuera su biblia.[…]” (p.23)
Siempre he pensado que nadie tiene derecho a jugar con
los sentimientos y la vida de los demás, porque cuando uno da el consentimiento
de estar íntimamente con alguien, pero por medio de engaños y artimañas, es
cuando se da los verdaderos actos canallas.

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