Día 365+63
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Feranka, Paul: El Vidente. México, Planeta (Serie de Oro), 1992.
Feranka, Paul: El Vidente. México, Planeta (Serie de Oro), 1992.
Recuerdo que hace algunos años pensaba en el por qué de
lo vivido, a quién responsabilizar de lo hecho y lo no hecho, no importando si
fuera positivo o negativo, y después de algún tiempo, me di cuenta de una
verdad que es indudable y digna de aceptar, aunque nada fácil de declararlo
así:
“[…] por primera vez, aceptó que él era el verdadero
responsable de la vida vacía que había llevado. A él y a nadie más podría
culpar por cada acto negativo de su existencia.[…]” (p.63)
No importando la edad que se tiene, porque conozco personas
que ya son muy adultas y aún culpan a los demás, por ejemplo a sus padres, de
los traumas que le provocó algunas cosas, y no aceptan que en realidad, como
dice la cita, ellos son los únicos y verdaderos responsables de sus decisiones.
Actualmente, como lo comenté ya hace algunas entradas, a los niños se les
permite tomar decisiones pero no siempre se tiene la madurez para ello. De ahí
la importancia de dar el poder de decisión según la edad.
Así que creo que debemos procurar ser conscientes con nosotros
mismos, y darnos cuenta, por mucha tarea que esto represente, que cada uno debemos
y podemos responsabilizarnos de por lo menos los actos que nos afectan. ¿Tarea
fácil? Definitivamente no. [1]
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