Día 365+332
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Toda
las personas, aun las que parezcan más tranquila, amables y lindas tiene algún
enemigo. Seguramente lo sabrás porque habrás tenido alguno en la escuela, el
trabajo o hasta en la familia misma; como bien sabemos los enemigos son
aquellas personas con las que nos enemistamos y que en muchas ocasiones lo que
buscan es vengarse de algo o alguien. Pero el peor enemigo que podemos tener es
a nosotros mismos, imagina todo lo que te comenté anterior pero que uno mismo
sea su verdugo.
“[…] La
frigidez misma ya se nos ha presentado como un castigo que la mujer impone
tanto a su pareja como a sí misma: herida en su vanidad, siente rencor contra
él y contra sí misma: y se prohíbe el placer. […]”(p.341)
Los peores castigo y juicios estoy segura que son los
nacidos de uno mismo, el grado de destrucción y censura que nos podemos llegar
a imponer puede ser tan rígido que por más que queramos salirnos de esa auto tortura
se puede hacer casi imposible, porque es como tener al enemigo viviendo en casa
todo los días.
Como lo he leído a lo largo de este libro, las mujeres
son las que más difícilmente logran tener una vida sexual libre, por la
educación y moral que se les enseña, y por lo mismo muchas de ellas se vuelven
su peor verdugo censurando su placer y la de su pareja, y como bien lo pudiste
leer en la anterior cita el resultado del mismo es la frigidez.[1]
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