miércoles, 31 de octubre de 2012

Inicio de Otra vuelta de tuerca


Día 231
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 James, Henry: Otra vuelta de tuerca, Madrid, Unidad Editorial (Millenium, las 100 joyas del milenio), Trad. Domingo Santos, 1999.


Que mejor momento para leer este libro que el mes de noviembre, en el que los festejos por los muertos se hacer presente en una ambiente terrorífico, obscuro, macabro. La elección del mismo no fue intencional, sólo me paré enfrente de mi librero y elegí lo primero que vi; pero me llevé una gran sorpresa al empezar a indagar sobre el autor y su libro.


Henry James (Nueva York, 1843 – Londres, 1916)[1] fue una autor estadounidense que al final de su vida de nacionalizó británico. Escribió mucho pero su obra más destacada, Otra vuelta de tuerca (que tiene sus propias películas y series de televisión y ha tenido influencia también en el cine en directores como Alejandro Amenábar con Los otros y Carlos Enrique Taboada con El libro de piedra) , es considerada  parte de la literatura gótica[2] – a las que pertenece también otras novelas del siglo XIX, por mencionar algunas como Camilla de Sheridan la Fanu, Frankestein de Mary Shelley, El corazón delator de Edgar Allan Poe y más adelante Drácula de Bram Stoker- que tiene, alguna de las siguientes características: Se desarrolla la intriga en viejos castillo o monasterios y una maldición que pesa sobre los habitantes de la misma; atmÓsferas de misterio y suspenso; eventos sobrenaturales o de difícil explicación, entre otras más.


 “[…] El caso, debo mencionar, consistía en una aparición en una casa tan vieja como la que nos había reunido en aquella ocasión –una aparición espantosa- a un niño pequeño que dormía en la habitación con su madre y que la despertó aterrado[…] ”(p.11)


Debo confesar que me ha despertado gran interés y también miedo, más al pensar, y recordar, esos momentos en donde se cuentan a la luz de la vela regularmente, dentro de una reunión familiar, historias de miedo antes de ir a dormir y el no poder hacerlo porque se siente la “presencia” de algo que nos lo impide además de que el estómago se revuelve y la mente se nubla de sólo recordar lo escuchado. Así que procuraré no leerlo en la noche para no caer en las garras de miedo y la sugestión. [3] Y ¿tú te animarías a leerlo?





martes, 30 de octubre de 2012

Última reina: Catalina II


Día 230
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.


Esta es la última entrada que publico sobre la lectura del actual libro. Debo decir que me encantó la vida de esta última reina: Catalina II de Rusia (1729-1796); al igual que las anteriores, ella necesita luchas en un mundo que parecería no estar ideado para mujeres teniendo el podre de una emperatriz, zarina como se le dice constantemente. Siento que es la que mejor visión tiene sobre lo que desea hacer con su favorable cargo, no sé si más que Isabel I (Elizabeth) pero eso es lo que me parece,  hasta que lo logra:


“[…] Solemnemente entra en el palacio de invierno y recibe el juramento de fidelidad del senado. A los 33 años, Catalina II es soberana de todas las Rusias.”(p.144)


Su vida es tan apasionante y difícil que no es sencillo pensar en todo lo que tuvo que hacer, y no hacer, para llevar a Rusia al “mejor” momento de su historia. Digo mejor, entre paréntesis, porque no logra implementar realmente las ideas Ilustradas de su tiempo a su nación, y al final de su mandato les da la razón y privilegios destacados a los aristócratas, pero los trabajadores de los mismos no pierden su condición de prácticamente esclavos. Y aunque esto no deja de hacerla una de las grandes, con su carisma y poder ante los demás, tiene más que admirarse que despreciarse.


Pensar en una mujer del siglo XVIII, con una carga tan difícil, no es cualquier cosas, se necesita, como ella, un gran carácter, memoria, estudios, visión y poder de decisión para llevarlos a cabo. Los titubeos no eran una alternativa y mucho menos los sentimentalismos.

Estas reinas son un gran ejemplo de vida femenina, y más como nos las presenta Maren, la autora de este libro. Saber de la vida de estas mujeres hace que nos sintamos identificadas con ellas por el sólo hecho de ser mujeres, pero si el lector es hombre puede llegar a ver lo grande que pudieron ser y a la vez lo miserables. Esta lectura es una gran lección de vida, de poder, esplendor y de infelicidad también.[1]


lunes, 29 de octubre de 2012

Reina 3 el final


Día 229
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.


}Cuando leí la siguiente cita, no sabía cómo acomodar  lo que pensaba al respecto, porque a la Reina Cristina le pasó lo que nos pasa a muchas personas, jóvenes y no tanto, y más hora en este tiempo de consumismo, en donde lo importante es tener las cosas de una forma rápida y sin esfuerzo:


“[…] Pero a Cristina el gobierno le resulta desagradable […] Ella quiere ser reina, pero no gobernar. Quiere hacer todo, pero no estar obligada a nada. […](p.117)


Imaginemos a alguien que desea poseer cosas materiales pero no quiere trabajar, sólo recibir, o como se diría popularmente, estirar la mano y que caiga del cielo. Siento que la reina Cristina deseo toda su vida ser alguien sabio, importante en un mundo de arte, pero tenía una carga política no deseada: ser la reina. Lo que deseaba era sólo el título pero no el compromiso que conlleva el serlo; pero ¿cómo iba a sentir ese compromiso y amor por gobernar si no es algo que eligió, sino que heredo, que le impusieron? Pensemos en nosotros, en los que nos rodean, en cualquier cosa que se quiere pero no se hace el más mínimo fuerza por tenerlo.


La reina Cristina renuncia  a su trono, pero se queda con su título, aunque al final de su vida se queda sin nada porque sus contemporáneos le dan la espalda.  [1]















domingo, 28 de octubre de 2012

Reina 3 ¿ávida?


Día 228
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.


Una persona, no importando si es hombre o mujer, desarrolla a lo largo de su vida interés o intereses por una o varias cosas. Algunos por el dinero, las mujeres u hombres, las drogas, la religión, la ciencia, entre otras cosas. Pero el motivo por el cual se llega a este punto son tan variados como las vidas mismas. No tiene que ser forzosamente por traumas, también puede ser por alegrías, gente o hasta mascotas.

“Cristina es una persona ávida de saber. Filosofía, filología, astronomía, alquimia; casi no existe área en la que no pueda expresarse.[…]" (p.114)


Pero que se llegue a desarrollar amor, pasión y/o deseos reales, pasión por ello, siento, creo que depende de la personalidad de cada sujeto. La pregunta sería ¿si no tengo una forma de ser tan extrovertida, tal vez todo lo contrario, no se puede llegar a sentir o desarrollar dicho interés por las cosas? Ahora pienso que una persona que parece callada, retraída, despistada, puede tener el ímpetu necesario por lo que hace sin que, forzosamente, tenga que gritarlo, exagerarlo o comunicárselo a todo el mundo.


Sentirse ávido[1] por algo, como es el caso de la Reina Cristina por el saber, nos hace pensar, sentir, vivir por ello y para ello. Yo creo que el problema es cuando no seamos qué nos hace sentir así. ¿No creen?[2]
















sábado, 27 de octubre de 2012

Reina 3 perdiendo


Día 227
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.


La reina Cristina de Suecia, es una mujer que creció con la mejor de las educaciones para gobernar cual hombre, y ella no supo aprovechar al ser una alumna interesada y aplicada a los largo de su infancia, pero ni todo el poder ni todo el dinero que poseyó le dio la inteligencia que tanto le procuraron para llevar buenas y largas relaciones.


“Cristina es una mujer inteligente y decide muchas cuestiones políticas de manera bien pensada. Sin embargo, continuamente toma decisiones viscerales y, con frecuencia, se perjudica a sí misma. Es susceptible a la adulación y, por tanto, en su sequito siempre se encuartan algunos hombre jóvenes, aventureros, astutos y a menudo buenos para nada que, gracias a Cristina consiguen altos honores y cuantiosas riquezas […](p.110)


Así que hombres y mujeres, jóveneso grandes, ricos o pobres, cultos o incultos, son vulnerables por múltiples situaciones; y para un ejemplo basta con la anterior cita que nos muestra a una reina llena de tanta inteligencia, pero que cuando se trata de favores amorosos, como es el caso anterior, la cosas cambian, se ponen fácil y llega a perder la cabeza en lo que menos se esperaba. [1]













viernes, 26 de octubre de 2012

Reina 3 la confusión


Día 226
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.


Las expectativas, deseos y anhelos que se depositan al tener un hijo varían de época en época, de persona en persona. Algunos  son motivados por ilusiones infantiles, cánones sociales y/o de poder. Pero en la  época en donde Europa tenía un gobierno monárquico el deseo de tener un hijo, varón por supuesto, era más que una ilusión, era una obligación.  Así es empieza la historia, como muchas otras, de la reina Cristina de Suecia (1626-1689):


“Cuando la madre de Cristina se entera de que no ha dado a luz un varón, dirige su dolor contra la niña. La rechaza, la ignora por completo. Cristina asegura que sus hombros se deformaron sólo por ese motivo, porque siendo bebé su madre la dejó caer intencionalmente. […](p.103)


Nacer mujer era un gran problema, pero ser la única posible “heredera” era inconcebible. Por desgracia esto no era sólo en esta época. Pensaríamos que con el paso de los siglos esto debió de haber cambiado, pero la realidad no es así. Pensemos en el hecho de que muchos hombres y mujeres, aún en la actualidad, desean que su primer hijo sea varón, y si no llega a ser así, se sienten frustrados, fracasados. Lo que hace la madre de Cristina es algo drástico, pero hay casos similares o iguales de dramáticos actualmente: maltrato físico y psicológico a los menores.


No olvidaré el día en que mi hijo nació. Una señora a mi lado me dijo que iba a tener un niño. Horas después pasó una enfermera a preguntar el nombre de los bebés, porque nos dieron un recuerdo, y ella en tono de “desconcierto” le dijo: “no sé cómo se va a llamar, porque yo esperaba un niño y nació niña.”[1]













jueves, 25 de octubre de 2012

Reina 2 tercera parte


Día 225

Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.



En esta tercer parte termino mi lectura sobre la reina Isabel I. He de confesar que deseo leer más sobre ella, me pareció un personaje tan interesante en todos los aspectos, y más por el hecho de ser mujer en un mundo donde los que dominaban eran los reyes, que sería un delito no saber de ella.


 <<El parlamento sigue presionando a la reina para que ponga en regla su sucesión. Isabel reacciona cada vez más indignada:”Aunque sólo soy una mujer, mi valor es, como corresponde a mi alto cargo, tan grande como era el valor de mi padre. Soy vuestra reina ungida. Nunca permitiré que me obliguen a nada”>> (p.84)


Si una mujer en un mundo masculino pone resistencia a los mandatos, a las ordenes de lo que se le dice es tachada como pervertida, insaciable, etc. Los rumores, mitos y desprestigios no tardan en llegar, y esto es lo que pasó en parte con la vida de Isabel que fue amenazada no sólo por las armas, sino por el desprestigio. Pero pensar en que una mujer XV tuviera la visión de aprovechar el dinero, el poder, la educación e independencia en todos los sentidos para gobernar, sin ayuda de un hombre, en una gran nación como la inglesa, nos habla de una persona con mucho terquedad, parte de su carácter, y decisión para no casarse y dedicarse a gobernar a su pueblo. Isabel actuó en varios momentos de su reinado de forma “despiadada”, aunque yo diría necesaria, para ser lo que fue: una mujer que se opuso a los parámetros de conducta y vida social de su tiempo.













miércoles, 24 de octubre de 2012

Reina 2 segunda parte


Día 224
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.


Isabel I tiene que vivir una infancia y adolescencia complicada para poder llegar al poder, que va desde el asesinato de su madre hasta el destierro que su media hermana le hace, María Tudor, para que no le quite el poder. Pero aún con todo lo que vive es una mujer decidida:


 “[…] Segura de sí misma, toma las riendas en sus manos y demuestra lo bien que puede gobernar ella sola.” (p.80)


Y pensando en ella, en todo lo que vivió, y aún así tener la seguridad en si, me hizo pensar, más bien cuestionarme ¿qué es tener seguridad en uno misma?  Tener seguridad[1] es tener certeza de algo, o sea claridad y confianza en lo que se hace y dice. Entonces creo que tener seguridad en uno mismo es no dudar de lo que se hace, de las decisiones que uno tome para llegar a un rumbo. En este caso Isabel quiere gobernar sin la ayuda de un rey y, hasta donde voy de la lectura, lo lograr por el cariño y la confianza que ella muestra y su pueblo también.


Aprender de Isabel I, de su seguridad que dicen que mostraba, sería un buen reto a imitar. ¿No te parece? ¿o te consideras segura de lo que haces, no importando las experiencias negativas?[2]













[1] Según el Diccionario de la Real Academia Española en http://lema.rae.es/drae/?val=seguridad

martes, 23 de octubre de 2012

Reina 2 primera parte


Día 223
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.


Continuamos en la Edad Media, siglo XVI, con la Reina Isabel I de Inglaterra (también conocida como Elizabeth I en las películas). En esta ocasión hablaré más de su infancia, de todo aquello que vivió al lado de su padre Enrique VIII, ya que este manda decapitar a Ana Bolena la madre, después de acusarla de infidelidad pero en realidad sólo quería deshacerse de ella; todo esto ocurre cuando Isabel tiene escasos tres años de edad. Isabel tiene una hermana más grande, producto del primer matrimonio de sus padre, y un hermano menos, de un amatrimonio posterior al de Ana Bolena. En total Enrique VIII de casa seis veces, algunas esposas se murieron y otras la manda el matar. La última de sus esposas, Catalina Parr, queda viuda a los 33 años y se casa con:


 “[…] Tomás Seymour, un noble a quien el reinado de Enrique VIII le trajo fama y fortuna. […] Cuando se va a vivir al palacio de Chelsea, corteja a Isabel, entonces de 15 años, de una manera tempestuosa y ofensiva.[…]” (p.74)


No puede negarse que todo estos incidentes, y en especial vividos en la infancia y adolescencia, que va desde la inestabilidad de su padre, los asesinatos que incluyen a su madre y otra esposa más, injusticias, y el acoso sufrido por Tomás Seymour , tiene que dar (no como regla, pero si como una consecuencia lógica) a una mujer con muchas frustraciones, como el hecho de que se le llama la reina virgen, pero a la vez con un carácter fuerte. Esto es sólo guiándome por lo leído hasta el momento, que nos muestra un ambiente hostil, incitado por el padre, que regula todo por los intereses de la corona y no por el bienestar de los sujetos.


Antes de terminar les comento que de Isabel I existen mucho películas a lo largo de la historia del cine, libros y series que muestran a una reina con buen porte y mucho carácter. Espero que esto se suficiente para despertar el interés por este gran personaje.[1]










lunes, 22 de octubre de 2012

Reina 1


Día 222
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.



Leonor de Aquitania, del siglo XII en Europa, nacida en Francia, es la primera reina de este libro. Heredera de grandes extensiones de tierra, la hacen un buen partido para la Edad Media. Lo que nos comenta Maren Gottschalk de las reinas es que no se sabe mucho de ellas y como son puestas siempre en segundo plano, es difícil saber con claridad sobre su sentir. Pero ella al intentar retratarlas, se enfoca en lo que pudieron vivir de una manera más justa y objetiva.


 “[…] Leonor necesita una protección masculina y por su parte, Luis VI quiere asegurar el futuro de su hijo y de su familia […]” (p.16)


Así que trataré yo también de ser justa con lo que leí. Noto que la reina Leonor fue una mujer  que sabía comprometerse con su cargo social y político, y que para muchas cosas no necesitaba a un hombre a su lado, no por lo menos para protegerla, sino para engrandecerla, y es por ello que decide divorciarse la primera vez (suceso penado por la Iglesia en ese tiempo) en busca de mejores y mayores intereses. Así que en el momento es que se casa por segunda vez y tiene ocho hijos de ese matrimonio, y dos del anterior, está más tranquila al tener a quien heredar. En el momento en que su nuevo marido enloquece, le quita el poder que tenía y la persigue para mantenerla aislada por muchos años, no le trunca su poderío. Al morir el rey ella sabe que tiene que retomar las riendas de lo que siempre fue: una reina del poder, guiando a sus hijos hasta el fin de sus días.


Siento que lo que notaré a lo largo de estas historias es el dominio de lo masculino, y la inteligente intromisión de lo femenino en lo que parecería un mundo en donde ellas no tenían cabida, pero dejan rastros por todos lados, como es el caso de Leonor, el Águila de dos Cabezas.[1]









domingo, 21 de octubre de 2012

Inicio Reinas


Día 221
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Gottschalk, Maren: Reinas (Cinco soberanas y sus biografías), México, FCE (A través del Espejo), Trad. Ofelia Arruti 2010, 2003.


Hoy empezamos con este libro de una historiadora y política alemana, nacida en el año de 1962, Maren Gotschalk. Este libro pertenece a otros más del Fondo de Cultura Económica, que son parte de una colección que lleva el nombre de A través del Espejo dirigida a lectores jóvenes. Así que lo que pretende es acercarles a los jóvenes y público en general, textos que sean novedosos, ingeniosos, de fácil acceso a diversos temas, como es el caso en esta ocasión con un poco de la historia europea.


 “Si se quiere entender el comportamiento de las reinas, es necesario mirar entre bastidores, algo que no resulta nada fácil” (p.10)


Así que este texto pretende mostrarnos la vida de cinco mujeres, todas ellas reinas, que fueron importantes en diversos momentos históricos.

Iré presentando por día, la vida de estas cinco mujeres que no siempre se les ha visto, y tratado, como lo que realmente son por el sólo hecho de vivir en un mundo mayormente masculino.[1]