Día 261
Comentando lo que me
despierta la lectura de:
Kundera, Milan: La insoportable levedad del ser, Barcelona,
RBA editores (Trad. Fernando de Valenzuela), 1993.
Kundera, Milan: La insoportable levedad del ser, Barcelona,
RBA editores (Trad. Fernando de Valenzuela), 1993.
La genética, la
familia, la sociedad, los amigos, el medio ambiente, etc. Los seres humanos
somos esto, y muchos creyentes añadirían en la lista a Dios, Buda, etc. Y más.
Somos una combinación de todo y a la vez de nada, porque al ser, al final, una
sujeto independiente también somos diferentes, únicos e irrepetibles, aunque no
totalmente diferentes y eso lo podemos ver en los hijos:
“Franz constató que
su hija se parecía terriblemente a su madre. ¿Por qué no se parece a él? No hay
nada que hacer, no se le parece.” (p.109)
¿A quién te pareces?
¿A quién me parezco? A mamá mucho, a papá un poco, a algunos de mis amigos
también en mi formas de hablar y convivir, a mi novio también. Me parezco a
todos ya sea por genética o por el sólo hecho de ser un ser humano, el
carácter, lenguaje, expresiones, elecciones, etc. ¿Qué es más fácil decir: a
quien se parece uno o a quien no? Yo creo que a quién no. Con seguridad puedo
decir que soy más un león que una jirafa. ¿Y tú?[1]